November 30, 2005

Entrevista a Rémi Brague

EUROPA, CRISTIANISMO Y LEY MORAL
por Enrique G de la G y Manfred Svensson

Rémi Brague es profesor de “Filosofía árabe” en París I y de “Filosofía de las religiones de Europa” en la Universidad de Munich (Cátedra Guardini). Destacado conocedor de Platón y Aristóteles, investiga actualmente las interpretaciones árabes y judías de los filósofos griegos. Ha sido Becario Humboldt en la Universidad de Colonia, investigador del Centre National de la Recherche Scientifique, así como profesor visitante en las universidades de Penn State y Lausana. Su ensayo Europa, la vía romana (Gredos, 1995) ha sido traducido a múltiples lenguas y ha pasado a ser un punto de referencia obligado en la discusión actual sobre la identidad europea. Sus más recientes obras son La Sagesse du monde (1999, 2002) y La loi de Dieu (2005), títulos disponibles en inglés, alemán, italiano y portugués, pero que aún esperan su traducción al castellano.


Cristianismo y Europa

- En Europa, la vía romana, usted creó el neologismo de “cristianistas”, distinguiéndolos de “cristianos”. ¿Podría explicarnos el sentido de esta diferenciación?

- Los cristianos creen que Jesús de Nazareth es el Cristo, el Mesías de Israel, el salvador de la humanidad. Propuse la palabra poco elegante de “cristianistas” para designar a las personas que, sin creer en Cristo, admiten –incluso admiran– el rol civilizador que el cristianismo ha tenido en la historia. Por supuesto, prefiero a estas personas que a los furiosos enemigos de la influencia cristiana. Pero me permito recordar que quienes han construido la famosa “civilización cristiana” no se preocupaban en absoluto de hacerlo. Más bien, ellos querían únicamente cuidar a los enfermos, enterrar a los muertos, ganarse la vida mediante un trabajo honesto, educar a sus hijos y a los huérfanos, reconciliar a los enemigos… por amor a Cristo. La “civilización” ha venido por añadidura…

[Les chrétiens croient que Jésus de Nazareth est le Christ, le Messie d’Israel, le sauveur de l’humanité. J’ai proposé le mot peu élégant de « christianistes » pour désigner les gens qui, sans croire au Christ, admettent, voire admirent le rôle civilisateur que le christianisme a eu dans l’histoire. Bien sûr, je préfère ces gens aux ennemis rageurs de l’influence chrétienne. Mais je me permets de leur rappeler que ceux qui ont construit la fameuse « civilisation chrétienne » ne se souciaient de rien de ce genre. Ils voulaient, tout simplement, soigner les malades, enterrer les morts, gagner leur vie en travaillant honnêtement, élever leurs enfants et les orphelins, réconcilier les ennemis, etc. par amour du Christ. La « civilisation » est venue par surcroît...]


- En esa misma obra usted afirma que en Roma convergen las dos fuentes de Europa, Israel y Grecia. Así, a partir de estas dos fuentes, se forma una Europa romana en dos sentidos: una romanidad religiosa y una romanidad cultural. ¿Pueden estas dos formas de romanidad subsistir con independencia la una de la otra?

- Eso no es del todo preciso. Israel y Grecia, “Atenas y Jerusalén”, no convergen, y no más en Roma que en alguna otra parte. Al contrario, Roma, o sobre todo aquello que llamé el “modelo cultural romano” es justamente eso que permite a estas dos fuentes continuar divergiendo y produciendo mediante su tensión fecunda el dinamismo que ha hecho avanzar a Europa.

La romanidad cultural preexistió al cristianismo: su primer ejemplo fue la manera en que los romanos del siglo segundo reconocieron la superioridad de la civilización griega y se apropiaron de su escuela. La romanidad religiosa es la manera en que el cristianismo se funda sobre los textos del Antiguo Testamento, sin poner en duda su autenticidad. Ciertamente, la romanidad religiosa no produjo la romanidad cultural, pero le permitió continuar subsistiendo a través de los siglos, atravesando toda una serie de renacimientos.

[Ce n’est pas tout à fait cela. Israël et la Grèce, « Athènes et Jérusalem », ne convergent nulle part, et pas plus à Rome qu’ailleurs. Au contraire, Rome, ou plutôt ce que j’ai appelé le modèle culturel romain, est justement ce qui permet à ces deux sources de continuer à diverger et de produire par leur tension féconde le dynamisme qui a fait avancer l’Europe.

La Romanité culturelle a existé avant le Christianisme : son premier exemple a été la façon dont les Romains du iie siècle avant notre ère ont reconnu la supériorité de la civilisation grecque et se sont mis à son école. La Romanité religieuse est la façon dont le Christianisme s’est fondé sur les écrits de l’Ancien Testament, sans mettre en doute leur authenticité. La Romanité religieuse n’a certes pas produit la Romanité culturelle, mais elle a permis qu’elle continue à subsister à travers les siècles, en passant par toute une série de renaissances.]

- Marción intentó separar el mensaje cristiano de su herencia veterotestamentaria. Por el modo en que Ireneo respondió a este desafío, usted ha dicho que puede ser considerado no sólo como un Padre de la Iglesia, sino como un padre de Europa. ¿En qué consiste precisamente esta genialidad de Ireneo?

- Ireneo supo mostrar, según su fórmula atrevida, cómo el Cristo no aportó ningún elemento nuevo que pudiera agregarse a lo que ya estaba allí, sino que ha renovado todo lo que le precedía. Él no viene, pues, a rechazar la Antigua Alianza, sino a reinterpretar todo a la luz del nuevo acontecimiento.

[Irénée a su montrer comment le Christ, comme il le dit, n’a apporté aucun élément nouveau qui s’ajouterait à ce qui est déjà là, mais a renouvelé tout ce qui le précédait. Il n’y avait donc rien à rejeter dans l’Ancienne Alliance, mais tout à réinterpréter à la lumière de l’événement nouveau.]

- Si el cristianismo no es una mera época cultural, si somos cristianos y no “cristianistas”, ¿cabe hablar de postcristianismo para referirse a la cultura contemporánea?

- Puede ciertamente imaginarse una era postcristiana. Usted notará sin embargo que aquellos que la desean no pueden concebirla sino como un retorno a una era precristiana tal que sólo existió en sueños: un mundo antiguo sin esclavos, sin la exposición de niños indeseados (la técnica nos permite hoy una mayor discreción), sin sacrificios humanos, sin el elitismo frenético de los “filósofos”, etcétera. Y sobre todo, tal vez, sin el desprecio al cuerpo de los neoplatónicos, quienes reprochaban a los cristianos, por creer en la resurrección del cuerpo, un materialismo vulgar.

¿Será viable una era postcristiana a largo plazo? Buena pregunta… Temo que si Occidente consigue deshacerse del cristianismo, éste no sea reemplazado sino por algo aún peor: o un sanguinario fanatismo, o un juridicismo implacable, o un misticismo vago, o acaso un sentimentalismo ávido de “experiencias”, y todo sin teología, sin nada que pueda dirigirse a la razón.

[On peut certainement imaginer une ère post-chrétienne. Vous remarquerez cependant que ceux qui la souhaitent ne la conçoivent pas autrement que comme un retour à une ère pré-chrétienne, telle d’ailleurs qu’elle n’a jamais existé que dans les rêves : un monde antique sans esclaves, sans exposition des enfants indésirables (la technique nous permet aujourd’hui de faire cela plus discrètement), sans sacrifices humains, sans l’élitisme forcené des « philosophes », etc. Et surtout, peut-être, sans le mépris du corps des néoplatoniciens, lesquels reprochaient aux Chrétiens, qui croient en la résurrection du corps, un grossier matérialisme...

Une ère post-chrétienne serait-elle viable à long terme ? Bonne question... Je crains que, si l’Occident réussit à se débarrasser du Christianisme, celui-ci ne soit remplacé par pire que lui : un fanatisme sanguinaire, un juridisme implacable, un vague mysticisme, un sentimentalisme avide d’« expériences », le tout sans théologie, sans rien qui puisse s’adresser à la raison.]

Choques culturales

- Si la romanidad original de Europa consistía en la fusión de las dos fuentes Israel y Grecia, ¿qué formas adopta la romanidad europea cuando sus fuentes han pasado a ser otras, en concreto, por su relación con el Nuevo Mundo y las colonias?

- Me resulta imposible presentar aquí la historia del Nuevo Mundo. Subrayaría simplemente que la cultura que los conquistadores europeos introdujeron no fue europea sino grecolatina, y que la religión que predicaron tampoco es europea sino proveniente de Oriente Medio.

[Je ne puis ici faire de l’histoire du Nouveau Monde. Je remarquerai simplement que la culture que les conquérants européens y ont introduite n’était pas européenne, mais gréco-latine. Et que la religion qu’ils y ont prêchée n’était pas européenne, mais moyen-orientale.]

- ¿Qué significa la “secundariedad” de la cultura europea, sobre la que usted ha llamado la atención, para aquellas culturas que son herederas de Europa, como Latinoamérica? ¿Serían éstas culturas “terciarias”?

- No, puesto que aquello a lo que llamo “secundariedad” no varía. No puede haber tal “terciariedad”. ¡Si no, habría “cuatriedad” el día en que los americanos se instalen en Marte! La secundariedad es una actitud que no cambia con la distancia geográfica o cronológica, ni tampoco con el número de intermediarios que separan de su origen u orígenes. Consiste en sentirse posterior e inferior en razón de la(s) fuente(s), y por lo tanto obligado a un esfuerzo constante por introducirse en las alturas que pertenecen a ella(s).

[Non, ce que j’appelle la secondarité ne varie pas. Il ne peut pas y avoir de « terciarité ». Ou alors, pourquoi pas une « quaternarité » une fois que les Américains se seront installés sur la planète Mars ! La secondarité est une attitude qui ne change pas avec la distance géographique ou chronologique, ni non plus avec le nombre d’intermédiaires qui sépare de l’origine ou des origines. Elle consiste à se sentir postérieur et inférieur par rapport à une ou des sources, et donc obligé à un effort constant pour se metre à la hauteur de celles-ci.]

- La Europa de postguerra debe en buena medida su reconstrucción a la ayuda económica de Estados Unidos. ¿Ha sido Estados Unidos sólo una ayuda, o en alguna medida también tiende a reemplazar la hegemonía europea? ¿Cuáles cree que son las causas de fondo de la tensión actual entre Estados Unidos y Europa?

- Responderé sólo a la última pregunta, ya que sobre lo primero diría banalidades. Mi gran temor actualmente es que los europeos devengan bestias al perder la capacidad de escuchar a los demás. Los tres grandes “otros” de la Europa contemporánea, a saber, Estados Unidos, el Islam y China (ya veremos más tarde a Rusia y la India) tienen, cada uno, algo que decirle a Europa. Los americanos nos dicen: “¡No creáis que carecéis de enemigos!”; los musulmanes: “¡No creáis que sobreviviréis sin niños!”; los chinos: “¡No creáis que podréis vivir sin trabajar!” Pero los europeos se tapan las orejas: “¡Los americanos son cowboys fundamentalistas, los musulmanes unos fanáticos, y los chinos hormiguitas!”

[Je ne répondrai qu’à la dernière question, car sur les deux premières, je ne dirais que des banalités. Ma grande crainte, actuellement, est que les Européens deviennent bêtes en perdant la capacité d’écouter les autres. Les trois grands « autres » de l’Europe d’aujourd’hui, a savoir les Etats-Unis, l’Islam et la Chine—on verra plus tard pour la Russie et l’Inde—ont chacun quelque chose à lui dire. Les Américains nous disent : « ne croyez pas que vous n’ayez pas d’ennemis ! » ; les musulmans : « ne croyez pas que vous allez survivre si vous n’avez pas d’enfants ! » ; les chinois : « ne croyez pas que vous allez vivre sans travailler ! » Mais les Européens se bouchent les oreilles : les Américains sont des cow-boys fondamentalistes, les musulmans, des fanatiques et les chinois, des fourmis !]

- ¿Ha pasado Europa a definirse exclusivamente como una unidad económica, perdiendo con ello parte de su identidad cultural? ¿Es ése el problema que está detrás de las discusiones sobre la constitución europea?

- Distingamos a Europa, aquella civilización que comenzó con Carlomagno, de la Unión Europea, que comenzó después de la última Guerra Mundial. Por lo general se escucha que la Unión Europea comenzó por la economía, compartiendo el carbón y el acero. Pero yendo más a fondo, comenzó con sus fundadores por una elección moral: se trataba de poner a disposición común los recursos para evitar una nueva guerra, no para ser más ricos o más poderosos. Actualmente, la Unión Europea busca transformarse en una unidad política. No sé si lo conseguirá. En todo caso, tiene razón al no involucrarse mucho en la cultura. La cultura debe ser hecha por la gente, por las sociedades, no por los administrativos. ¡A nosotros nos toca poner manos a la obra!

[Distinguons l’Europe, civilisation qui a commencé avec Charlemagne, et l’Union Européenne, qui a commencé après la dernière Guerre mondiale. On entend souvent dire que l’Union Européenne a commencé par l’économie, en mettant en commun le charbon et l’acier. Mais, plus profondément, elle a commencé chez ses fondateurs par un choix moral : il s’agissait de mettre ces ressources en commun, non pas pour être plus riches et plus puissants, mais pour rendre impossible une nouvelle guerre. Actuellement, l’Union Européenne cherche à se transformer en unité politique. Je ne sais pas si elle y parviendra. En tout cas, elle a raison de ne pas trop se mêler de culture. La culture doit être faite par les gens, par les sociétés, non par des administrateurs. A nous de nous mettre au travail !]

Sobre la ética

- La modernidad se ha comprendido a sí misma en gran medida en torno a la noción de autonomía, delimitándose respecto de épocas que, según ella, serían totalmente heterónomas, con una ley impuesta desde afuera. En sus dos últimas obras, La Sagesse du monde y La loi de Dieu, usted ha estudiado detenidamente las distintas formas de heteronomía que ha habido, las variadas maneras de entender una ley proveniente del cosmos o de Dios. ¿Qué se gana con esta visión más diferenciada de la heteronomía?

- Gracias por mencionar mis dos últimos libros mayores. Allí procuro mostrar cómo la antropología y, junto con ella, la ética se han entendido como situadas en un contexto primero cosmológico, luego teológico. Deseo mostrar en un tercer volumen cómo la modernidad ha proyectado una antropología y una ética sin contexto alguno, que no reposa sino sobre la soberanía del hombre.

La heteronomía es la manera condescendiente como la modernidad nombra aquello que la precede. Pero quienes vivían bajo la “sabiduría del mundo” jamás se vieron a sí mismos como sometidos a una ley impuesta desde fuera. De igual manera, la idea de la ley de Dios no es necesariamente la de un código dictado por Dios; puede comprendérsela como la voz de Dios Creador que habla en la conciencia y llama al hombre desde el interior a elegir el bien. Nuestra tentación de hogaño es la de reducir la conciencia al capricho suicida de cada uno.

[Merci de mentionner mes deux derniers gros livres. J’essaie d’y montrer comment l’anthropologie et, en lien avec elle, l’éthique, ont été comprises comme situées dans un contexte d’abord cosmologique, puis théologique. J’espère montrer dans un troisième volume comment la Modernité a projeté une anthropologie et une éthique sans aucun contexte, ne reposant que sur la souveraineté de l’homme.

L’hétéronomie est la façon dont la Modernité nomme, de façon condescendante, ce qui l’a précédée. Mais ceux qui vivaient sous la « sagesse du monde » ne se sont jamais compris comme soumis à une loi étrangère. De même, l’idée de loi de Dieu n’est pas nécessairement celle d’un code dicté par Dieu ; on peut la comprendre comme la voix du Dieu créateur parlant dans la conscience et appelant l’homme, de l’intérieur, donc, à choisir le bien. Notre tentation est aujourd’hui de réduire la conscience au caprice suicidaire de chacun.]

- En La loi de Dieu usted critica a quienes hablan de una “ética cristiana”, indicando que sólo hay una moral común, y que lo que puede haber es una interpretación cristiana de dicha moral común, pero no una ética específicamente cristiana. ¿Puede explicarnos cuáles serían los inconvenientes de hablar de una ética cristiana? ¿Y en qué consistiría una interpretación cristiana de la moral común?

- En el cristianismo no existe ningún mandamiento que sea específico para los cristianos, mucho menos un modo de vida que tenga como objetivo el de distinguir justamente a los cristianos de los demás. El contenido de la moral cristiana es el mismo que se encuentra en el Decálogo y, más profundamente, en ese stock común de reglas que constituye algo así como el kit de supervivencia de la humanidad. El inconveniente al hablar de “moral cristiana” consiste en la sugerencia de que respetar estas reglas sería una cuestión de gusto o de “sensibilidad”, por no decir de folklore: los franceses comen caracoles, los escoceses usan kilts, los cristianos respetan la vida, etcétera. ¡Como si todo pudiera ponerse en un mismo plano! ¡Como si ciertas prácticas no condujeran a una civilización hacia la muerte, hacia la muerte sin más!

Una interpretación cristiana de la moral comenzaría diciendo, por ejemplo, que la vida es algo bueno, que Dios quiere la vida, que él la desea siempre, desde el inicio, e incluso quiere para el hombre la vida eterna. Y entonces, las reglas que nos permitan defender la vida contra toda posible corrupción son buenas. Luego continuaría diciendo que la libertad que nos capacita para elegir el bien no es un capricho por el cual se nos permite hacer lo que nos place inmediatamente, aunque conduzca a la muerte, sino nada menos que la imagen misma de Dios en el hombre. Así, la moral nos pone en contacto directamente con Dios, y en tanto nos alejemos de ella, nos alejaremos también de Él.

[Il n’y a dans le christianisme aucun commandement qui serait spécifique aux Chrétiens, encore moins un mode de vie qui aurait justement pour but de distinguer les Chrétiens des autres. Le contenu de la morale chrétienne est le même que ce que l’on trouve déjà dans le Décalogue, et au fond dans le stock commun de règles qui constitue comme le « kit de survie » de l’humanité. L’inconvénient qu’il y a à parler de la morale chrétienne est de suggérer que respecter ces règles serait une question de goût ou de « sensibilité », pour ne pas dire du folklore : les français mangent des escargots, les écossais portent des kilts, les chrétiens respectent la vie, etc. Comme si l’on pouvait tout mettre sur le même plan ! Comme si certaines pratiques ne menaient pas une civilisation à la mort, à la mort sans phrase !

Une interprétation chrétienne de la morale commencerait à dire, par exemple, que la vie est quelque chose de bon, que Dieu veut la vie, qu’il l’a toujours voulue, dès le début, et même qu’il veut pour l’homme la vie éternelle. Et donc que les règles qui nous permettent de défendre la vie contre tout ce qui la corrompt sont bonnes. Elle dirait ensuite que la liberté qui nous permet de choisir le bien n’est pas le caprice qui nous laisse faire ce qui nous plaît immédiatement, même si cela mène à la mort, mais rien de moins que l’image même de Dieu en l’homme. Et donc que la morale nous met directement en contact avec Dieu, alors que s’en éloigner nous éloigne aussi de Lui.]

- ¿Qué le parece la proliferación de éticas especiales, como ética de los negocios, bioética, etc.? ¿No basta hablar de ética sin adjetivos, sin apellidos ni prefijos? ¿No incurren estas éticas especiales en problemas similares a los de la presunta “ética cristiana”?

- Estoy un tanto perplejo ante esta proliferación. Necesitamos mucho menos éticas especiales que, simplemente, la aplicación de una ética general en tal o cual ámbito particular. Un ejemplo: no se habla de “ética automotriz”, a pesar de que los conductores carecen del derecho de comportarse o de conducir como deseen. Basta decir que las reglas habituales de respeto al otro, de educación, etcétera, no pierden su pertinencia cuando se está al volante. Dichas reglas se aplican también en este caso, y aún más estrictamente en la medida en que uno se vuelva más peligroso para el prójimo.

Mi afirmación vale también para el primer ejemplo de este género de ética especial, la “moral sexual”, que carece también de reglas especiales: la infidelidad matrimonial es sin duda más grave que defraudar a un socio comercial, y aún más grave que una trampa en los naipes. Pero éstas son tres especies de un mismo género: la deshonestidad, la falsedad y la falta de respeto a la palabra dada.

[Je suis un peu perplexe devant cette prolifération. Nous avons besoin beaucoup moins d’éthiques spéciales que, tout simplement, d’applications à tel ou tel domaine particulier d’une éthique générale. Un exemple : on ne parle pas d’« éthique automobile », alors que les conducteurs n’ont pas le droit de se comporter n’importe comment au volant. Il suffit de dire que les règles habituelles de respect d’autrui, de prudence, de politesse, etc. ne perdent pas leur pertinence quand on prend sa voiture. Elles s’appliquent aussi dans ce cas, voire plus encore, dans la mesure où l’on devient plus dangereux pour son prochain.

Ma remarque vaut aussi pour le premier exemple de ce genre d’éthique spéciale, la « morale sexuelle ». Elle n’a pas de règles spéciales : tromper son conjoint est sans doute plus grave que duper un partenaire commercial, à plus forte raison que tricher aux cartes. Mais ce sont trois espèces d’un même genre : la malhonnêteté, le mensonge, le non respect de la parole donnée.]


París, Munich; octubre 2005.

Evolución de Starbucks


Diseño original



Segundo modelo, tras la censura


Modelo actual

November 29, 2005

Céfora y Khorkina

En "Unos amores de Swann", Proust se interesa vivamente, por decir lo menos, en Odette de Crécy. Encuentra en ella un parecido grande con Céfora, hija de Jatro y esposa de Moisés, que Botticelli pintara en uno de los muros de la Capilla Sixtina ("Los juicios de Moisés", 1481-1482).





En esta foto, la gimnasta rusa Svetlana Khorkina (1979) ofrece un parecido asombroso con Céfora, en la versión del maestro florentino, a pesar de estar distanciadas por las modas.

REFERENCIA
"Todavía fue más importante una segunda visita que Swann hizo a Odette. Al ir aquel día a su casa, se la iba representando con la imaginación, como acostumbraba a hacer siempre que tenía que verla; y aquella necesidad en que se veía, para que su cara le pudiera parecer bonita, de limitarla a los pómulos frescos y rosados, a las mejillas, que a menudo tenía amarillentas y cansadas y que salpicaban unas manchitas encarnadas, le afligía como prueba de lo inasequible del ideal y lo mediocre de la felicidad. Aquel día le llevaba un grabado que Odette quería ver. Estaba un poco indispuesta y le recibió en bata de crespón de China color malva, y con una rica tela bordada que le cubría el pecho a modo de abrigo. De pie, junto a él dejando resbalar por sus mejillas el pelo que llevaba suelto, con una pierna doblada en actitud levemente danzarina, para poder inclinarse sin molestia hacia el grabado que estaba mirando; la cabeza inclinada, con sus grandes ojos tan cansados y ásperos si no les prestaba su brillo la animación chocó a Swann por el parecido que ofrecía con la figura de Céfora, hija de Jetro, que hay en un fresco de la Sixtina. Swann siempre tuvo afición a buscar en los cuadros de los grandes pintores, no sólo los caracteres generales de la realidad que nos rodea, sino aquello que, por el contrario, parece menos susceptible de generalidad, es decir, los rasgos fisionómicos individuales de personas conocidas nuestras (...)"
(Fragmento de “Unos amores de Swann”)

November 28, 2005

Remedo a Barnett Newman


Barnett Newman y una amiga frente a su "Cathedra", en el estudio del pintor (1958).
Foto: Peter A. Juley





Yo, como soldado de la Gran Guerra Europea, en el "Edificio Pei" (Deutsches Historisches Museum) de Berlín (2004).
Foto: Bartosz Bacia

Behlín Zoo

Für dich, nach unserer berlinischen Begegnung

También Berlín se olvida.
Fabio Morábito

Enero –Febrero

Las almohadas alemanas tienen la estúpida cualidad de desparramarse como gelatina de mala calidad, incapaces de mantener la cabeza en buena posición. Está nevado y el cochecito ya habrá desparramado granos de tierra para convertir todo en un lodazal de mala sepia.
En Alemania se habla del clima desde que el amodorrado termómetro erige ya su barrita mínima de mercurio hasta que el antipático noticiero Tagesschau ofrece el pronóstico climatológico para el día siguiente.
Berlín gusta de las lanternas a media luz, añoranza de los años 30. Faroles de pocos vatios y el rechinar continuo de los granos aplastados por los zapatos contra el hielo, el asfalto y esas piedritas cuadradas que tapizan la ciudad reciben a los cineastas en la Berlinale.
El frío es espantoso, y el viento lo recrudece. Estos aires no son tan famosos como los de Chicago pero despeinan de igual manera, se mofan de los cartílagos, e, indecentes, se cuelan por las falditas y los escotes de las actrices que se demoran en la alfombra roja. Con esa felpa arranca ya la estepa siberiana; no hay colina que detenga la gélida brisa del Mar del Norte.
Sólo el Ampelmännchen permanece en la calle sin tiritar. Así son los días de la Berlinale, con la parafernalia invernal de suicidios, depresiones y embarazos… hay que ingeniárselas para permanecer en casa lo mejor posible.


Marzo-Abril

Las vacaciones de invierno están en pleno y aún hace frío. Los entusiastas esquían en los Alpes bávaros y la mayoría huye al sur para asolearse: Turquía, Grecia, Italia o España. Berlín está vacía, los berlineses tienen cruda invernal.
Sin embargo, el aparato universitario no deja de desplegar su oferta académica. Una novedad: se restauró la Cátedra Guardini, setenta años después de la prohibición nazi. En Munich recibieron al Profesor Guardini, donde vivió hasta su último día.
La capital prusiana, emblema del protestantismo, quiera ser foro también para los católicos. Hay una explicación histórica que se ofrece: Federico el Grande, filósofo en el trono como deseó Platón, fue un ilustrado entusiasta, a favor de la libertad de culto. Donó un terreno junto al Bebelplatz para que los católicos romanos edificaran allí su catedral, a un costado de la avenida principal, en el corazón de Berlín.
Sean los intereses que haya, la religión no es the cup of tea de los berlineses. La época en que el Dom evangélico pretendió competir con la Basílica de San Pedro está ya extinta. Hoy reinan la apatía y la insensibilidad religiosas. El poscristianismo centroeuropeo se respira aquí; las iglesias convertidas en pasarelas, clubs y serrallos se alegran paulatinamente con la retirada del frío y la sutil presencia de la primavera.


Mayo-Junio

La mejor época para salir al campo. A falta de cerros, el berlinés disfruta los bosques y lagos. El punto más elevado es el Monte del Diablo (Teufelsberg), que brotó –paricutín artificial– de los escombros de la última guerra.
El clima es estupendo para velear. Los veleros atracan en los muelles del Wannsee, muy cerca de donde se firmó la Endlösung (Solución Final).
La gente sale ya a las calles estivales y se bañan en multitudes chapultepecas en los lagos. Desde el velero se distinguen las riberas repletas de gente, que recuerdan los óleos dominicales de Seurat, con la diferencia de que aquí se practica la FKK (Freiköperkultur), para decirlo con un esnobismo técnico, y que, en términos coloquiales, sería “donde todos andan en pelotas”. El adagio Nude, not lewd procura ser la norma ética. Pero los berlineses están ya curados de males: el nudismo es intrafamiliar y extradoméstico.


Julio-Agosto

Aparece un español de aquí de Madrí; hace cursos de alemán durante el verano. Da sus impresiones sobre la ciudad:
–Tío, están chala’os. Estos tíos están chala’os. Ni los mismos alemanes saben pronunciar el nombre de su ciudad: dicen Behlín, se comen la ere. ¡Qué mal! ¿Yo qué hago aquí? Estaba mucho mejor estudiando inglés en la Zíti. ¿Te has fijado en las tías, macho? ¡Qué mal! Son toscas, brutas. O muy guapas, que se te corta la respiración, o vikingas. Mira ésa: el prototipo de das Mädchen. ¿Sabes por qué el género para decir Mädchen [niña] es neutro? Porque siempre hay alguna, como ésa, que difícilmente parece mujer: son casi hombres estas alemanas, de género indefinido. ¿Y Behlín? ¡Bah! El famoso Behlín es un pobre zoo, lleno de especímenes raros. Dicen que con los bombardeos de la Segunda Guerra muchos animales lograron sobrevivir y salieron a las calles. A mí me da que se acostaron con algunas tías de éstas, neutras, y mira qué especímenes más raros han procreado. El Behlín que tanta fama tiene… no sé en Méjico, pero en Madrí se habla mucho de Berrrlín, y luego vienes aquí, y… la quintaesencia de la posmodernidad.

Septiembre-Octubre

–Entschuldigung, dass ich unterbreche: kommst du aus Mexiko?
Lo único que no esperaba encontrar en el Pergamon Museum es una mexicana, hablándome en alemán. Es la inauguración de un congreso sobre filosofía griega. El escenario, si no se está en Atenas, es inmejorable: el Altar de Pérgamo. El profesor venido de Oxford dicta su conferencia, y el árbol genealógico de los dioses griegos está en el friso, rodeándonos: bendice nuestras notas y afanes filológicos.
Los dos mexicanos conversamos, por fin, en español. Al día siguiente visitamos la antigua Aula 6, donde Schelling dictó su Lección Inaugural, con un auditorio repleto y las ventanas al patio abiertas, según se lee en los diarios y la correspondencia de algunos de sus alumnos, como Marx, Kierkegaard o Bakunin. Después comemos con otros colegas y bebemos chocolate caliente en Fassbender & Rausch, según la fama, la mejor chocolatería del país. Y el Apfelstrudel inevitable en un edificio del chino Pei, el Quartier 206, en la Friedrichstrasse, una de las calles más reconocibles en Lola rennt. Iconos del fetichismo.
Regresamos a la universidad a escuchar a otro especialista, pero la sesión de preguntas se alarga. Cierran la biblioteca y nuestros los libros quedan atrapados en el casillero 95…


Noviembre-Diciembre

ab.com es un artista de Buenos Aires que llegó a la capital tedesca para realizar muritos de Berlín por las banquetas, que obstaculicen el paso de los viandantes y recuerden lo obvio.
–Hay dos maneras de hacer que esto funcione: a la manera latina o según el modelo alemán. La primera tiene más emoción, creatividad y adrenalina. Los alemanes son aburridos y burocráticos. Christo y Jeanne-Claude tardaron nueve años para envolver el Pont Neuf, y siglos para forrar el Reichstag. Pero hagámoslo como latinos: ahorremos los trámites.
Los secuaces de ab.com preparan en el garage el cemento y los muritos de Berlín. Son piezas de veinte centímetros de alto por dos metros de largo, con una alambrada kitsch y burlona. Construyen doce modelos, uno para cada barrio berlinés, y emprenden la aventura nocturna. Van en cuatro camionetas, teléfonos móviles, TalkAbout’s y un poco de cemento fresco. Buscan las calles más representativas de cada barrio y la esquina menos transitada. Es martes, 2am.
Triunfan. En poco más de dos horas, una docena de cloncitos del Muro de Berlín invade la ciudad. Todo está perfectamente documentado, videograbado, fotografiado. El equipo de ab.com espera las reacciones de los peatones matutinos, parapetados detrás de sus cámaras. Otros se hacen pasar por reporteros para entrevistar a los furiosos policías que ya arriban con un par de albañiles enclaustrados en overoles azules.
El amanecer eléctrico hace brillar desde dentro el glamour del Potsdamer Platz. Está oscuro el aire, pero la vitalidad empresarial se trasluce a pesar y a través de la solidez de los edificios. Este Platz, de plaza no tiene nada, excepto el nombre. Es más bien una exhibición arrogante de poder adquisitivo. La nostalgia wimwenderseana sitia al melancólico: ¿habrá ángeles por aquí, ahora? ¿Se interesarán, después de todo, los ángeles en las niñas de ahora, que lejos de sufrir porque su circo no tiene éxito, les estresa el shopping, si ésta es mejor o peor marca que aquélla?
El Muro partía esta plaza por la mitad. ab.com sitúa su murito frente al despojo pseudo arqueológico del Muro original. Consigue estropear el paso a quienes salen del U-Bahn. El Muro fue sustituido por un mosaico de teselas pétreas que serpea sobre el asfalto. Aquí estuvo Roger Waters, aquí fue su concierto. Ahora, los bussiness men de Sony y Daimler-Chrysler instalaron sus oficinas en estos edificios. No son rascacielos: Berlín tiene un suelo arenoso que impide construir hacia arriba. Por eso ab.com construyó muritos fáciles de sortear; además, nunca ha comulgado con las dictaduras.

Polanco. Noviembre, 2005.

November 27, 2005

esa virgen, la muerte

(el castellano permite esta metáfora)

November 19, 2005

Los dioses de Borges: variaciones politeístas



Für dich, nach unseren zwei Göttern chez Sophie Calle…

«Todas las cosas se corrompen y decaen en el tiempo; Saturno no cesa de devorar a los niños que él mismo generó: toda la gloria del mundo sería enterrada en olvido a menos que Dios haya dado a los mortales el remedio de los libros».
Richard De Bury



El Dios cristianizante
¿Cuánto pesó en la vida de Borges el catolicismo de su madre, de Dante y Chesterton, la presencia de Dios? ¿Cómo entender que haya rezado todas las noches antes de irse a la cama y que escribiera líneas irreverentes, como los últimos versos de “Cristo en la cruz”?

Su madre introdujo a Georgie en el arte de la oración. Borges jamás se metió en la cama sin haber rezado en anglosajón un Padre Nuestro: “mi boca ha pronunciado y pronunciará, miles de veces y en los dos idiomas que me son íntimos, el padre nuestro, pero sólo en parte lo entiendo”[1]. Menos por devoción al Dios cristianizante, Borges oraba para honrar el cariño de su madre. Con el cumplimiento de esa solicitud rendía un auténtico amor filial.

Ya muy enfermo, Borges mandó traer un sacerdote católico, por deferencia con su madre, y más tarde un pastor, por no soslayar el protestantismo de su abuela. Habló en privado con ellos, y poco antes del sueño eterno rezó el Padre Nuestro en tres diferentes idiomas.

En Leipzig, tras la clausura de un coloquio sobre las implicaciones científicas y filosóficas de la obra de Borges, tuve la oportunidad de charlar junto a mis colegas con María Kodama. Parte de esa conversación fue publicada como entrevista[2]. Esa mañana, antes de partir al aeropuerto, pregunté a María Kodama qué pensaba Borges, en conciencia, sobre Dios. Nos contaba que él se consideró un agnóstico en busca permanente de Dios: eso definiría al auténtico agnóstico. El creyente podría jactarse de haberlo encontrado; el agnóstico ejerce la humildad del viandante perplejo. Esta busca, como amaba decir, entretejió su vida, ya desde niño, cuando su abuela le recitaba la Biblia de memoria.

La nostalgia por Dios estaba arraigada en la intimidad de su alma[3]:

No vivimos en la eternidad, en lo esencial. Siempre estamos en la circunstancia, y ésta es una forma de consolarnos en la desgracia, ¿no es así? Cuando cae una desgracia sobre nosotros, pensamos: “sí, me sucedió hoy en la noche, pero mañana será otro día, las cosas serán un poco distintas…” Lo que dice usted concierne a una naturaleza esencial, pero, como sabe, sería menester saber si lo esencial existe, si es algo más que las circunstancias. Si yo mismo soy algo más que la sucesión del lunes, martes, miércoles, jueves, etcétera, y que la sucesión de los instantes que componen esta serie. Quizá existo de otra manera, digamos, si hay Dios. Quizá entonces existo de una manera esencial.
Por eso creyó en Dios, pero estimó imposible demostrar mediante la razón su existencia o inexistencia[4]:

(…) en trance de Dios y de la inmortalidad, soy de los que creen. Mi fe no es unamunesca e incómoda; mis noches saben acomodarse en ella para dormir y hasta despachan realidad bien soñada en su vacación. Mi fe es un puede ser que asciende con frecuencia a una certidumbre y que no se abate nunca a incredulidad.
La indemostrabilidad de la existencia de Dios tiene como salvoconducto la broma, no sólo la literaria, como el ingenioso Argumentum ornithologicum[5], sino incluso la vital. Una anécdota ilustra el toque estético del trato entre Borges y este Dios cristianizante[6]:

Donde sentí el pasado germánico de Inglaterra fue en una pequeña iglesia sajona, cerca de Lichfield. Era una mañana muy fría. Tuve que atravesar el pequeño cementerio de la aldea cubierto por la nieve. Pensé en la elegía de Gray, inevitablemente, y luego llegué a la iglesia, que es un edificio de piedra gris, con ventanas pequeñas y dos puertas. Sobre cada puerta hay una cabeza de serpiente de piedra, acaso de origen escandinavo. Entré y en la penumbra del templo cumplí un voto que yo había hecho muchos años antes en Buenos Aires, sin esperanza de poder realmente cumplirlo: dije el Padre Nuestro en inglés antiguo, en esa vieja iglesia sajona y logré al cabo de diez siglos, digamos, que volviera a resonar en esa iglesita olvidada el Faether ure, thu eart on heovenum, sie thin namá gehalgot…Creo que lo hice para darle una pequeña sorpresa a Dios”.


A falta de un silogismo concluyente, prefería colocarse por encima de la discusión y al margen de toda religión confesional. En cierta entrevista declaró: “la religion ne m’a jamais intéressé que du point de vu intellectuel”[7], verdad que devendría tópico en su pensamiento.

Borges vivió por tanto distanciado del cristianismo. Desconocía la divinidad de Jesucristo. A Cristo no puede juzgársele. “Indudablemente es una de las personas más raras y más admirables con que ha contado el mundo”[8]. Hombre extraordinario como fue, que se considerara a sí mismo Hijo de Dios le llevaba ex gratia a ser coherente con su título. Jesucristo modificó, sin duda, la historia, en tanto los cristianos fusionaron Grecia e Israel. Pero él no inventó el amor a Dios o al prójimo; es uno de sus más grandes divulgadores. En ese punto reconoció Borges la formidable tarea de Cristo: alejar a los hombres del odio.

Sin embargo, el cristianismo se emancipó de su fundador y derivó en atrocidades que han contrahecho el mensaje original e incluso lo auténticamente humano, como las Cruzadas o las guerras de religión: “(…) no sé si los cristianos se parecen a Cristo” [9]. Si una religión conduce a un hombre a la violencia, sería mejor que la dejara. Sobre esto, el cristianismo podría aprender mucho de las culturas orientales.

Borges se preguntaba si la ética, indispensable en el mundo, requería de la religión o no. Ponía como ejemplo a su madre. Recibió de ella “algo moral, algo muy sutil… Cuando veo a mi madre, que siempre ha vivido pensando en otras personas, en la felicidad de otras personas y no interesándose demasiado en la suya propia sino hallándola en la de los otros… Dirás que eso es ser cristiano”[10]. Así se vindicaría la fuerza originaria del cristianismo. Su piel ética llevó a Borges a reconocer la ejemplaridad de los hombres justos, como Sócrates o Jesucristo.

El dios Infinito


Según la unanimidad de las religiones, Dios interviene para salvar el mundo. Borges descreía del Redentor cristiano y vislumbraba la redención en la esperanza que suscitan la ética y la creación poética. Pero él no es un hombre justo ni un profesor de ética. Es poeta. Escritor. No extraña, pues, que Borges haya adorado al dios Infinito que los griegos llamaron musa, los cristianos Espíritu Santo y “la triste mitología de nuestro tiempo” subconsciente[11]. Y por ese caz se le muestra y oculta el dios Infinito, que gusta de revelarse a través del arte poética. Consecuentemente, Borges juzgaba los hechos por su esteticismo: “me doy cuenta de que estimo los grandes hechos por su valor estético”[12].

La busca estética de Dios conduce a la pregunta sobre la naturaleza de la poesía. En el “Prólogo” a su Obra poética 1923/1985 ofrece una respuesta berkeleyana:

El sabor de la manzana (declara Berkeley) está en el contacto de la fruta con el paladar, no en la fruta misma; análogamente (diría yo) la poesía está en el comercio del poema con el lector, no en la serie de símbolos que registran las páginas de un libro. Lo esencial es el hecho estético, el thrill, la modificación física que suscita cada lectura”[13].

Cualquier cosa despertaría potencialmente el hecho estético. Dios vendría a ser el gran hecho estético[14]. Por lo tanto, las disquisiciones acerca de lo divino y lo teológico son meras corrientes estéticas: “la filosofía y la teología son, lo sospecho, dos especies de la literatura fantástica. Dos especies espléndidas”[15]. Y en otro lugar apuntaba: “(…) aquí vemos cómo la literatura fantástica puede confundirse con la filosofía y con la religión, que son acaso otras formas de la literatura fantástica”[16].

El hecho estético despierta la dicha. La dicha es verlo surgir todo por primera vez “pero de un modo eterno”, sin cesar[17]:

El que abraza a una mujer es Adán. La mujer es Eva.
Todo sucede por primera vez.
[…]
Nada hay tan antiguo bajo el sol.
Todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno.
El que lee mis palabras está inventándolas.


Este eterno brotar se llamó, entre los griegos clásicos, actualidad perenne, continua novedad e innovación. Acto Puro significa Actividad Pura, continuo surgir y existir. Desde tiempos de Platón y Aristóteles, Dios es lo único realmente original, la misma originalidad, lo más admirable que pueda pensarse, lo único admirable y deleitable. Al encontrarlo, nos ponemos en contacto con nuestra propia bienaventuranza, aunque sea por unos instantes[18]:
(…) entonces, dice el mismo Schelling en el mismo contexto, alcanzamos no sólo la felicidad (la eudaimonía) sino la bienaventuranza (la makariótes); hemos rozado, más allá de la muerte, como en el arte, una vida distinta, el otro estado (der andere Zustand) del que, a su modo, hablaba Robert Musil…

Dios ejerce esta fascinación pues ex vi termini es eterno e infinito, omniabarcante. Borges entiende este último atributo divino a la manera panteísta, de suerte que entrevé a Dios allí donde “el arte sucede”[19]:

Según ella [la escuela panteísta], habría un solo individuo en el mundo y ese individuo sería Dios. Dios, en este momento, estaría soñando que es cada uno de nosotros y sería además cada uno de los animales, plantas y piedras y estrellas de este mundo. Cada uno de nosotros sería Dios o sería una faceta de Dios y no lo sabría. Esto, desde luego es grandioso (…).


La exigencia artística por excelencia es crear de la nada, asemejarse al Dios del Génesis, remedar el acto fundacional de toda ontología, descubrir y redescubrir a Dios que “sucede por primera vez”, hacérselo visible al lector, a todos los hombres[20]:

En el arte todo tiene que ser como si estuviera ocurriendo por primera vez o, dicho con Marcel Proust, en él la supresión de lo acostumbrado, la suspensión de la costumbre, no es pasajera. En el verdadero arte, sea del tipo que sea, se va, como quien dice, de sobresalto en sobresalto, de admiración en admiración; ahí todo es como si estuviera empezando a ser, como si se estuviera siempre estrenando.


Dios no es un símbolo estético más, entre los numerosos que se encuentran en los trabajos de Borges. Dios es el aleph que los compendia todos: el tigre, el espejo, la poesía, la rosa, los compadritos, el reloj o el tiempo, ¡el otro! Dios es El Otro: el tigre, el espejo, la poesía, la rosa, los compadritos, el reloj o el tiempo, ¡el otro!…. No es superficial que Borges se procurara una experiencia estético-religiosa en el lecho de muerte. Estaba ya prefigurado en “La larga busca”, una de sus últimas páginas[21]:
Anterior al tiempo o fuera del tiempo (ambas locuciones son vanas) o en un lugar que no es del espacio, hay un animal invisible, y acaso diáfano, que los hombres buscamos y que nos busca.
Sabemos que no puede medirse. Sabemos que no puede contarse, porque las formas que lo suman son infinitas.
Hay quienes lo han buscado en un pájaro, que está hecho de pájaros; hay quienes lo han buscado en una palabra o en las letras de esa palabra; hay quienes lo han buscado, y lo buscan, en un libro anterior al árabe en que fue escrito, y aún a todas las cosas; hay quien lo busca en la sentencia Soy El Que Soy.
Como las formas universales de la escolástica o los arquetipos de Whitehead, suele descender fugazmente. Dicen que habita los espejos, y que quien se mira Lo mira. Hay quienes lo ven o entrevén en la hermosa memoria de una batalla o en cada paraíso perdido.
Se conjetura que su sangre late en tu sangre, que todos los seres lo engendran y fueron engendrados por él y que basta invertir una clepsidra para medir su eternidad.
Acecha en los crepúsculos de Turner, en la mirada de una mujer, en la antigua cadencia del hexámetro, en la ignorante aurora, en la luna del horizonte o de la metáfora.
Nos elude de segundo en segundo. La sentencia del romano se gasta, las noches roen el mármol.

El poeta no lo busca ni en las aves, ni en el Libro de los libros, ni en los espejos, las armas o los ojos femeninos. Lo busca y Lo encuentra en la dicha que le procura el hecho estético. Por fin las tres riberas del trilátero hecho estético / dios Infinito / dicha se encuentran y surge, diáfano, el dios Infinito, ese Otro inspirador[22]:

En el primero de sus largos miles
de hexámetros de bronce invoca el griego
a la ardua musa o a un arcano fuego
para cantar la cólera de Aquiles.
Sabía que otro –un Dios– es el que hiere
de brusca luz nuestra labor oscura;
siglos después diría la Escritura
que el Espíritu sopla donde quiere.
La cabal herramienta a su elegido
da el despiadado dios que no se nombra:
a Milton las paredes de la sombra,
el destierro a Cervantes y el olvido.
Suyo es lo que perdura en la memoria
del tiempo secular. Nuestra la escoria.

Borges sí encontró y trató con intimidad, piedad y reverencia al dios Infinito, al Otro inspirador. Debo discrepar del artículo necrológico que publicó Octavio Paz tras la muerte de Jorge Luis Borges. Según el mexicano[23]:

Borges estaba enamorado de sus ideas. Un amor contradictorio, corroído por la pluralidad: detrás de las ideas no encontró la idea (llámese Dios, vacuidad o primer principio) sino a una nueva y más abismal pluralidad, la de sí mismo. Buscó la idea y encontró la realidad de un Borges que se disgregaba en sucesivas apariciones… En su interior pelearon el metafísico y el escéptico.
Haber hallado esa “nueva y más abismal pluralidad, la de sí mismo,” no habría fecundado tan ubérrimas páginas; eso sólo pudo ser obra de un dios.


Variaciones sobre el politeísmo


Terminemos por ciertas distinciones teóricas pero necesarias. El experto en sánscrito e hinduismo Max Müller (1823-1900), profesor en el All Souls College, acuñó el término henoteísmo. Según el mismo Müller, el henoteísmo es “monoteísmo en teoría, pero de facto un politeísmo”. Consiste en rendir culto a un dios mientras se acepta la existencia de otros dioses. En este sentido, es una especie de politeísmo integrista o politeísmo ecléctico. Hoy en día se prefiere el término monolatría, que consiste en la adoración a un solo dios, se acepte o no una multiplicidad de dioses.

Existen dos versiones diferentes del henoteísmo: la monolatría y el catenoteísmo. El catenoteísmo sostiene que el dios supremo está en función del momento vital por el que se atraviesa o el lugar geográfico donde se está. El catenoteísta puede adorar a una multitud de dioses pero en diferentes momentos o lugares, nunca a más de uno simultáneamente, a diferencia del monolatrista, quien adora a lo largo de su vida a un solo dios. Según este último, existen diferentes dioses, como los admitidos por los aztecas y griegos, pero la persona sólo puede ser afectada por aquél a quien acepta libremente. Así, Cuacuatzin no obtiene beneficio o perjuicio alguno de Poseidón, sino de Tláloc, mientras que la vida de Spyros, contemporáneo suyo, sí es afectada por él primero y no por segundo.

Borges respetó la posible existencia de un Dios cristianizante, con quien mantuvo una relación cotidiana, aunque nunca íntima ni personal. A espaldas Suyas se enfrascaba con algún dios Infinito que azuzaba su imaginación literaria, y a quien descubrió en objetos tan dispares como un espejo, otro hombre, el frenesí de un poema, el tigre o el cuchillo. Ese dios Infinito asaltaba a Borges con un escalofrío estético. Aceptó con libertad su influjo.

Sin ceder a binitarismo alguno, sin caer tampoco en un dualismo simplista de seres antagónicos y contrapuestos, Borges profesó una especie de monolatría. La exigencia vital de respetar a uno y de venerar al segundo aparece a diario en la biografía del argentino. En estas páginas procuré dar cuenta de las relaciones de Borges con cada uno de ellos, pues al no distinguirlos, los nombró indistintamente Dios..

Contar a Borges entre los politeístas supondría una lectura más integradora del hombre y el autor. Aunque reconozco que la objeción: “Borges fue agnóstico; el otro Borges fue creyente…” es robusta: con serias dificultades encontraría manera de defenderme.


Polanco. Noviembre, 2005.


[1] Jorge Luis Borges, “Una oración” en Elogio de la sombra en Obras completas, tomo segundo, Emecé, Buenos Aires, 1996, p.392.
[2] Cfr. Luis Xavier López Farjeat y Héctor Zagal, “El Borges de Kodama: hombre de libertad salvaje” en El Ángel, noviembre 11, 2001.
[3] Georges Charbonnier, El escritor y su obra, Siglo XXI, México 1967, pp.64-65. El subrayado es mío.
[4] Jorge Luis Borges, El idioma de los argentinos, M. Gleizer, Buenos Aires, 1928, pp.81-82. Apud Oswaldo E. Romero, “Dios en la obra de Jorge L. Borges: su teología y su teodicea” en Revista Iberoamericana, XLIII/100-101, julio-diciembre 1977, p.466.
[5] Cfr. Jorge Luis Borges, “Argumentum ornithologicum” en El hacedor. Sugiero la lectura de Horacio Banega, “El Argumentum ornithologicum” en Gregorio Kaminsky (comp.), Borges y la filosofía, Instituto de Filosofía / Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1994, pp.59-68; así como mi texto “El Dios del silogismo” en Enfocarte, n.21 (www.enfocarte.com/3.21/filosofia.html).
[6] María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1999, p.79. El subrayado es mío.
[7] Gloria Alcorta, “Entretiens” en L’Herne, Paris, 1964, p.406. Apud Oswaldo E. Romero, “Dios en la obra de Jorge L. Borges: su teología y su teodicea”, p.466.
[8] María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, p.103.
[9] Cfr. María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, p.103.
[10] María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, p.105.
[11] Jorge Luis Borges, “Prólogo” a su Obra poética 1923/1985, Emecé Editores, Buenos Aires, 2001, p.14.
[12] María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, p.101.
[13] Jorge Luis Borges, “Prólogo” a Obra poética 1923/1985, p.13.
[14] Discrepo de Osvaldo Pol cuando afirma que Dios es un motivo estético más entre los muchos que configuran su vía láctea simbólica. Cfr. El tema de Dios en la poesía de Borges, Instituto Cultural Argentino Israelí, Córdoba, 1993, pp.55-58.
[15] Jorge Luis Borges, “Unas notas” a La cifra en Obra poética 1923/1985, p.638.
[16] María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, p.147.
[17] Jorge Luis Borges, “La dicha” en La cifra en Obra poética 1923/1985, pp.594-595.
[18] Fernando Inciarte, “Actualidad de la metafísica aristotélica” en Tiempo, sustancia, lenguaje. Ensayos de metafísica, Eunsa, Pamplona, 2004, p.30.
[19] La frase es de James McNeill Whistler (1834-1903): “Art happens – no hovel is safe from it, no. Price may depend upon it, the vastest intelligence cannot bring it about”. El propio Borges la cita en el “Prólogo” a la colección de novelas que conformaría su Bibioteca personal. La cita siguiente se encuentra en María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, p.147.
[20] Fernando Inciarte, “Actualidad de la metafísica aristotélica”, p.27.
[21] Jorge Luis Borges, “La larga busca” en Los conjurados en Obra poética 1923/1985, pp.688-689.
[22] Jorge Luis Borges, “El otro” en El otro, el mismo en Obra poética 1923/1985, pp.213.
[23] Octavio Paz, “El arquero, la flecha y el blanco” en La nación, Buenos Aires, 29 de junio de 1986. El subrayado es mío.

November 15, 2005

Schlachtensee (Berlin)

Foto: Wolfgang Hanuschik Posted by Picasa
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