Ecología sampetrina

Se hospeda estos días en mi casa R, una gringa que escribe su tesis sobre la política ecológica de San Pedro Garza García que porque --dice-- es el municipio del país más avanzado en dicho rubro. Después de mostrarle La Huasteca, vamos al Barrio Antiguo: un merlot chileno en el Café Infinito y luego unos tacos sonorenses en el Quinto Sol.

Hablamos mucho de ecología. Casualmente yo había leído hacía unos días que México es el país con mayor diversidad de reptiles en el mundo. Además, es el segundo país del mundo con mayor variedad de mamíferos y el cuarto en variedad de anfibios y de flora. Lo que hace que México sea el cuarto país con la diversidad de especies más amplia. Y, por otro lado, es el segundo país con mayor diversidad de climas y ecosistemas: desde los glaciares de alta montaña del Iztaccíhuatl hasta las dunas de los desiertos, pasando por cañones, junglas, selvas y un etcétera cuantioso.

De esto platicábamos, y también de algunas plantas originarias de México. Cuando oigo que R medio quiere decir algo, medio grita, veo con el rabillo del ojo que algo se mueve hacia mí, veo que es un gato y trac trac, lo pisé con la llanta derecha, botó contra el pavimento, rebotó contra el chasís, y ya no lo vi salir por la izquierda.

R grita, solloza, dice que nunca antes había matado un animal. Ni por accidente. Le digo "tranquilamente" que si estuviéramos en Alemania podríamos detenernos y llamar a una ambulancia veterinaria, pero que en San Pedro eso es (aún) imposible, y que por ser un sábado a las 11 de la noche no hay nada que hacer.

Le sugiero que con esta historia comience su tesis.