February 4, 2008

Hiperrealismo y romanticismo chiapaneco

Con mi reciente viaje a la Selva Lacandona me doy cuenta -acaso deba decir: constato- que la zapatista no fue una revolución de terciopelo sino de estambre. No es por tanto casualidad que los indígenas vendan ahora muñequitos con un tono hiperrealista. El hiperrealismo está en las astillas de madera que representan a los rifles, muchas veces también de madera, con que los insurgentes -acaso deba decir: insurrectos- pretendían cambiar el mundo.



Copio a continuación algunas Instrucciones, en el más puro estilo cortazariano, "dictadas" por el Subcomandante Marcos (enviadas el 26 de febrero de 1994 a la Revista Rebeldía como parte de la campaña EZLN: 20 y 10, el fuego y la palabra). Habla Marcos:

INSTRUCCIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO
I
Constrúyase un cielo más bien cóncavo. Píntese de verde o de café, colores terrestres y hermosos. Salpíquese de nubes a discreción. Cuelgue con cuidado una luna llena en occidente, digamos a tres cuartas sobre el horizonte respectivo. Sobre oriente inicie, lentamente, el ascenso de un sol brillante y poderoso. Reúna hombres y mujeres, hábleles despacio y con cariño, ellos empezarán a andar por sí solos. Contemple con amor el mar. Descanse el séptimo día.
II
Reúna los silencios necesarios. Fórjelos con sol y mar y lluvia y polvo y noche. Con paciencia vaya afilando uno de sus extremos. Elija un traje marrón y un pañuelo rojo. Espere el amanecer y, con la lluvia por irse, marche a la gran ciudad. Al verlo, los tiranos huirán aterrorizados, atropellándose unos a otros. Pero... ¡no se detenga!... la lucha apenas se inicia.


INSTRUCCIONES PARA OLVIDAR Y RECORDAR
Sáquese despacio ese amor que le duele al respirar. Sacúdalo un poco para que despierte. Lávelo con cuidado, que no quede ni una sola impureza. Limpio y oloroso proceda a doblarlo tantas veces como sea necesario para tener el tamaño de la uña del dedo gordo del pie derecho. Espere el paso de una hormiga, ser noble y generoso, y pásele la pesada carga. Ella lo llevará a guardar en alguna profunda caverna. Hecho esto, vaya y rellene, por enésima vez, la pipa de tabaco frente al mar de oriente. El olvido llegará conforme se termine el tabaco y el mar se acerque a usted. Si quiere recuperar ese amor que ahora olvida, basta escribir una larga carta hablando de viajes desconocidos, hidras, molinos de viento, oficinas y otros monstruos igualmente terribles. A vuelta de correo tendrá su amor tal y como lo envió, acaso con un poco de polvo y sueño en la cubierta...

INSTRUCCIONES PARA SEGUIR ADELANTE
Frente a un espejo cualquiera, dése cuenta de que uno no es lo mejor de sí mismo. Pero siempre se puede salvar algo: una uña por ejemplo...


INSTRUCCIONES PARA MI MUERTE
Los que ahora dicen "¡Qué malo es!", dirán entonces "¡Qué bueno era!". Y yo me iré sonriendo, burlándome siempre de ellos, es decir, de mí.


INSTRUCCIONES PARA ENAMORARSE
Elija una mujer cualquiera. Ponga cuidado en alguna parte de su cuerpo (de ella) y empiece a amarla. Aumente poco a poco su amor hasta completarla. Hecho esto, desenamórese rápidamente, ya que el amor provoca adicción.


INSTRUCCIONES PARA NO LLORAR
"Que mientras quede un hombre muerto, nadie se quede vivo. Pongámonos todos a morir, aunque sea despacito, hasta que se repare esa injusticia."
Roberto Fernández Retamar
Sobre su muerte nos fuimos levantando. Fueron primero cinco nombres cayendo uno a uno, y juntos, en nuestra memoria. Luego vinieron a sumar su sangre otros nombres. Ya nos desgajábamos cerro abajo y la sangre justa de otros más, nos devolvieron arriba. Más, en tiempos distintos, con celo juntaron toda esa sangre en la suya propia para que no se perdiera río abajo. Seguimos caminando sin mirar muy lejos y algunos más destaparon el cofre de laca para reabrir nuestra memoria, y nos obligaron a levantar la vista con su sangre. Siempre sobre su muerte nos fuimos levantando. Y así cada uno va poniendo su cuota de sangre para que otros se vayan levantando, hasta que todos de pie pongamos un nuevo sol sobre una tierra nueva.


INSTRUCCIONES PARA HACER UNA CANCIÓN
Inicialmente no es forzoso saber las notas, las rimas y ritmos. Basta con empezar a tararear alguna vieja tonada que recuerde. Repítala hasta que nada tenga que ver con la original. La letra es lo de menos, porque poemas sobran. Pero, por las dudas, cuide que nadie lo escuche... críticos también sobran...


INSTRUCCIONES PARA TENERSE LÁSTIMA
Pobrecitos de nosotros, tan pequeños y con toda la revolución por hacer.


INSTRUCCIONES PARA TENER ÉXITO
Decida escribir un libro. Junte varios recuerdos (mínimo 16). Escriba un largo prólogo y, en las pocas páginas que queden, amontone los recuerdos. El índice no es necesario. Después cruce a nado el Atlántico y conquiste Europa. El libro se venderá como pan caliente.


INSTRUCCIONES PARA DESPEDIRSE
No mire hacia atrás. Suele bastar con eso...


INSTRUCCIONES PARA MEDIR EL SILENCIO
Basta con los suspiros. Pero no los cuente, el resultado suele ser desalentador.


INSTRUCCIONES PARA LAS LÁGRIMAS
Forme un cuenco con las manos, deposite las lágrimas una a una. Lleno el cuenco, vacíelo en un paraje extraño y forme tantos mares como sea necesario. Bautice los mares con nombres apocalípticos y hermosos. Evite las obviedades como "Mar Amargo" y "Mar de las Penas y los Gozos". "Mar Árbol", "Mar Sol", "Mar Sombrero" y nombres parecidos son los más indicados.


INSTRUCCIONES PARA MEDIR LOS AMORES
Encienda la pipa y siga caminando. Recoja, con cuidado, algunos de los besos más olvidados, algunos mechones de cabello, 2 ó 3 miradas, uno que otro recuerdo de pieles blancas y morenas, un poema roto y una suela de zapato (esta última para darle consistencia al brebaje). Revuelva todo y sazone a discreción. Divida el resultado entre 2 tantas veces como sea necesario, hasta que no quede nada.


INSTRUCCIONES PARA CAER Y LEVANTARSE
Siga caminando, cuando se dé cuenta ya estará de nalgas en el suelo, en esa posición incómoda que tienen los muñecos para estar nomás. Acto seguido procede una larga y obstinada reflexión sobre la conveniencia de quedarse ahí en el suelo. Pero ya se alejan los compañeros y la picada está lejos de parecer un claro camino, claro. Tampoco es cuestión de quedarse ahí toda la vida, con el lodo llenándome el alma y la mochila, así que llega el momento de levantarse, situación difícil e impredecible en sus resultados. Tal vez es mejor seguir en el suelo y arrastrarse poco a poco, pero, además de ser poco estético, es impracticable (creánme, lo he probado), siempre habrá alguna raíz oculta o una espina que nos retenga, y entonces nueva reflexión sobre lo cómodo que se puede estar sentado en el lodo, no obstante mosquitos, moscos y moscardones. Decidido ya a levantarse, que siempre es lo más difícil, procede esa complicada operación que consiste en apoyarse en manos y rodillas de donde fuere y tratar de poner el pesado caparazón sobre la espalda (tan sencillo, y pesado, que es llevar la casa a cuestas: apenas un plástico y una hamaca. Pero la mochila se obstina en llevar otras cosas absurdas: algunos libros de poemas, un poco de ropa, un calcetín sin su par, la medicina para el mundo, comida, una húmeda cobija... El conjunto de la carga pesa toneladas (sobre todo después de las primeras horas de caminata) y tiende a atorarse cada que le viene en gana, es decir, casi siempre). Ya tortuga boca abajo sigue poner un pie y alzarse sobre el otro, con la consiguiente protesta de las rodillas, el horizonte entonces se ensancha y siempre será ajeno. Con la mirada en el suelo se reemprende la marcha hasta la nueva caída, que será apenas unos pasos adelante. Y la historia se repite..."


INSTRUCCIONES PARA MEDIR DESAMORES
Basta el rencor y, finalmente, no vale la pena.


INSTRUCCIONES PARA MEDIR LA VIDA
Se toma cordel a discreción y se empieza a meter en el bolsillo derecho del pantalón hasta que ocurra una de dos cosas: A) Que el bolsillo de llene de cordel. B) Que se canse uno de estar metiendo el cordel en el bolsillo. Cuando ha ocurrido una de las dos cosas arriba señaladas, o las dos, espere una tarde lluviosa. Justo cuando la lluvia empiece a titubear en caer o no sobre la tierra, saque el cordel y arrójelo hacia arriba, lo más alto posible, con un elegante ademán de mago y, simultáneamente, murmure las siguientes palabras: "Veo, mido, existo, la vida". Si se han seguido las instrucciones al pie de la letra, el cordel permanecerá en el aire, suspendido por unos instantes, antes de volver a tierra en un manojo de hilos. Ahí tiene usted la medida de un pedazo de vida. Si, no obstante haber seguido las instrucciones, el cordel no responde como arriba indicamos, no se preocupe y pruebe con otro cordel. Sucede que hay cordeles que se niegan, con desconcertante obstinación, a medir la vida de nadie (bastantes problemas tienen con amarrar botas, zapatos y otras cosas absurdas, dicen).


Selva Lacandona, Chiapas, México. 1984-1989.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México.


3 comments:

Unknown said...

Tantos colores me iluminan, me proyectan. Me fascina el colorido de estos y todos los muñecos de nuestros artesanos. Me gustan sus rasgos, me gusta que sean de estambre...me hacen vibrar. Me llevan a tejer en la oscuridad como hacen las arañas y mi corazón canta al unísono de tanto colorido y de tan románticas instrucciones.
Gracias Enrique por compartirlo.

THE LITTLE QUEENS said...

Vaya, salio cortaziano el subcomandante. Maravilloso. Disfruta por alla donde estes.

Juan Manuel Escamilla said...
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