"(...) Pero hay que distinguir varias categorías de ateos: aquellos que creen creer en un Dios vivo y que en realidad piensan y viven como si nunca hubiera existido: son los verdaderos ateos y forman la mayoría de nuestros conciudadanos; los ateos por convicción filosófica, para los que Dios no ha muerto porque nunca existió y que, no obstante, creen en alguno de sus sucedáneos (razón, progreso, historia): son los pseudoateos; y aquellos que aceptan su muerte y tratan de vivir desde esta perspectiva insólita. Son la minoría y pueden dividirse a su vez en dos grupos: los que no se resignan y, como El frenético de Nietzsche, entonan en los templos vacíos su Requiem aeternam deo; y aquellos para quienes el ateísmo es un acto de fe. Ambos viven religiosamente, con ligereza y gravedad, la muerte de Dios. Con ligereza porque viven como si se les hubiese quitado un peso de encima; con gravedad porque al desaparecer el poder divino, sustento de la creación, el suelo se hunde bajo sus pies. Sin Dios el mundo se ha vuelto más ligero y el hombre más pesado".
Octavio Paz, "La persona y el principio" en Corriente alterna, tomo 10 de sus Obras completas, p. 567.
2 comments:
Qué buena entrada. La última línea es demoledora: "Sin Dios el mundo se ha vuelto más ligero y el hombre más pesado". No me queda duda de eso.
Me ganó el comentario Roberto. Opino lo mismo que él al respecto de tu entrada.
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