[Fragmento de la conferencia dictada en la Universidad John Hopkins (Baltimore) por Ramón Menéndez Pidal, "Orígenes de la epopeya castellana", en 1909, y publicada en La epopeya castellana a través de la literatura española.]
Lucha libre: arte para iletrados
(...) Por otro lado, la distinción entre letrados e iletrados existe siempre más o menos, lo mismo que la distinción entre ricos y pobres existe tanto en esas edades felices en que unos y otros llevan en común una vida patriarcal, como en aquellas en que los unos se apartan de los otros con desconocimiento y odio. Por lo común, el divorcio es completo entre la clase educada y la inculta; la una y la otra quedan extrañas en sus gustos, ignorándose o despreciándose. El poeta literato no se dirige nunca a gentes de nivel cultural inferior, hasta desdeñaría el agradarles, pues son incapaces de apreciar las finuras técnicas de cuyo dominio él se precia. La clase ignorante, por su parte, tiene también sus poetas; pero éstos, sin contacto con las clases letradas, encerrados en su ineducación, no pueden producir sino obras de arte vulgar e ínfimo, que ni merecer suelen el nombre de obras de arte.
Caso especial muy diverso es cuando el arte se dirige a una nación entera. Aunque la distinción entre cultos e incultos existe, no divide y aísla completamente a los unos de los otros, sino que hay entre ellos una fraternal participación en algún ideal común, y éste a todos comunica tendencias, gustos, sentimientos y entusiamos comunes, de donde con facilidad puede brotar una forma determinada de arte. El artista entonces no se esmerará en exquisiteces de estilo, sino que se animará con las grandes ideas y grandes pasiones que conmueven a todas las clases sociales, de donde resultará un arte que, si bien inferior en corrección y refinamiento, será superior por su espontaneidad, por sus aspiraciones y por su alcance social a ese arte que, con altivo menosprecio, se desentiende de las clases inferiores. El poeta que cultiva este arte nacional posee en más alto grado que el pueblo un tesoro de ideas y de imaginación; es, de ordinario, mucho más instruido; pero no desdeña el poner su riqueza intelectual al alcance de los iletrados, y así produce obras que agradan a la vez a los doctos y a los ignorantes, aunque estos últimos no lleguen a ver en ellas todo lo que los primeros perciben. El mismo Poema del Mio Cid, que se cantaba en las plazas de Castilla, donde entusiasmaba a nobles y plebeyos, era leído con veneración en la corte de Sancho el Bravo por los sabios maestros que lo utilizaban como documento histórico al redactar la Crónica general de España. (...)
Lucha libre: arte para letrados
"El nacimiento del hijo del santo" por Frida Kahlo a 100 años (menos un día) de su nacimiento
"El nacimiento del hijo del santo" por Frida Kahlo a 100 años (menos un día) de su nacimiento
Caso especial muy diverso es cuando el arte se dirige a una nación entera. Aunque la distinción entre cultos e incultos existe, no divide y aísla completamente a los unos de los otros, sino que hay entre ellos una fraternal participación en algún ideal común, y éste a todos comunica tendencias, gustos, sentimientos y entusiamos comunes, de donde con facilidad puede brotar una forma determinada de arte. El artista entonces no se esmerará en exquisiteces de estilo, sino que se animará con las grandes ideas y grandes pasiones que conmueven a todas las clases sociales, de donde resultará un arte que, si bien inferior en corrección y refinamiento, será superior por su espontaneidad, por sus aspiraciones y por su alcance social a ese arte que, con altivo menosprecio, se desentiende de las clases inferiores. El poeta que cultiva este arte nacional posee en más alto grado que el pueblo un tesoro de ideas y de imaginación; es, de ordinario, mucho más instruido; pero no desdeña el poner su riqueza intelectual al alcance de los iletrados, y así produce obras que agradan a la vez a los doctos y a los ignorantes, aunque estos últimos no lleguen a ver en ellas todo lo que los primeros perciben. El mismo Poema del Mio Cid, que se cantaba en las plazas de Castilla, donde entusiasmaba a nobles y plebeyos, era leído con veneración en la corte de Sancho el Bravo por los sabios maestros que lo utilizaban como documento histórico al redactar la Crónica general de España. (...)
2 comments:
El arte-deporte del pancracio.
Lo máximo es dedicarle tiempo para verlo por tv o mejor aún, asistir a la "Arena".
Hay quien ponía en su currículum, en aficiones: "practicar el deporte: futob, lucha libre".
Muy bueno.
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