He descubierto un género literario en esta cultura germánica, que no existe en latitudes mexicanas: la esquela mortuoria. Al menos las que se publican en ese magnífico Feuilleton de la F.A.Z. son muestras de calidad y sensibilidad, in denen es menschelt.
Leer una de estas esquela, encabezadas por epígrafes kantianos, goetheanos, theodorfonteanos y otros clásicos, desata la imaginación literaria. Son historias breves, casi cuentitos trágicos, sobre todo aquellas que se refieren a muertes violentas.
Hace unos días recorté dos, pero no me he animado a escanearlas y ponerlas aquí. Una era de un empresario de la industria química o farmacológica, que fue asesinado en la Ciudad de México. La otra era un in memoriam de los abuelos asesinados por tropas rusas en 1945.