September 30, 2007

Canadian "classical musical music"

I was once in Toronto, and I did not like the city. Kind of boring, although it was really crowded that week. The most interesting was driving to the Niagara Falls.

But if I had known (and appreciated at that time) about Glenn Gould, I think I would be more positive towards it. So next time I will have some scrambled eggs at Fran's, just for the sake of it.

Tonight I finally watched Thirty-Two Short Films About Glenn Gould. Nice craic! The X-ray film of the pianist playing the piano, and also the "Hamburg" fragment are the most aesthetical sequences.

And I still have to say that after attending that Beethoven piano concert by David Fray last week I got really conscious of how important is it to maintain a congruence between the music (or art) and the attitude of the artist. This young pianist is technical perfect, but his immaturity at the piano grant him no sympathy of the audience. There was a man who even whistled to disapprove him. Such eccentricities could be accepted in a genius. Like Glenn Gould of David Helfgott...

Photo: a copy of Glenn Gould's chair.

September 27, 2007

Nahui Ollín

Dicen que fue Leopoldo Lugones quien le dio a Gerardo Murillo el apodo de Dr. Atl. Después de su divorcio, Carmen Mondragón frecuentó al Dr. Atl. Recibió entonces el mote de Nahui Ollín. Fue pintora, modelo y una de las mexicanas que destacaran en el mundillo del arte en las primeras décadas del siglo XX.

Oí hablar de Nahui Ollín esta semana por primera vez cuando Anna me preguntó cómo podría traducir al alemán una frase de uno de sus diarios, que dice así: "...la cadencia de mi ritmo al andar".

Nunca antes había reflexionado sobre la diferencia entre "cadencia" y "ritmo". Le dije a Anna que "cadencia" es una suerte de interpretación (subjetiva, valga el pleonasmo) del ritmo. Una pareja puede marchar al mismo ritmo y, sin embargo, la cadencia es propia de cada persona. "...la cadencia de mi ritmo al andar" no puede traducirse exactamente al alemán.

Carmen Mondragón eternizada por la cámara de Edward Henry Weston. Lo gore del verdor de sus ojos es absolutamente contemporáneo.

September 25, 2007

Aachen: alcalde, vecino


While traveling on a bus I met this man in Aachen, the "sosias" of Mr. Adenauer.

September 12, 2007

Espigas, espinas

Lo naco

¿En qué consiste ser naco? No busco una descripción, que abundan, sino una definición.

El Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva ofrece lo siguiente: naco, naca: (posiblemente de totonaco.). adj., y m. y f. 1. Indio, indígena. || 2. De bajo nivel cultural, ignorante.

Ser indio o indígena no es ser naco. Estoy en absoluto desacuerdo. Tampoco acepto que a todo ignorante se le llame naco o a todas las personas con un acceso limitado a los "altos" niveles educativos. Por último, desconfío tabién de esa atribulada definición etimológica que alguien ofrecía con sospecha rascando un latinajo: viene de "non cognoscere" ("no conocer"), me decía.

El capitalismo ha sabido incluir todo lo marginal (el siguiente reto será incluir el terrorismo), y por supuesto incluyó ya lo naco. Véase, si no, el éxito de la marca NaCo, que es lo más mainstream y con una estética muy fresa: Diego Luna en los MTV Awards portando una camiseta, estuches para iPod, Juanes que se disfraza de NaCo para publicitar Pepsi, güeritas con jeans en las caderas y blusitas cortas, etc.

Y ahora que R me invita a su fiesta naca-naca y que me pide una definición de lo naco para poder entrar me he pensado la siguiente:

"Naco es la persona que conduce su vida con un criterio estético y cuyo gusto se refocila en lo vulgar".

Pienso que así logro dejar de lado los criterios morales y legales: al naco le vale madres si es transa o correcto lo que hace, lo importante es que sea chido, y ésta es su guía vital. Por otro lado, como ya se sabe y tanto se ha insistido, sabe apreciar exclusivamente lo vulgar (y lo que en México se llama kitsch, que no es sinónimo del kitsch alemán).

September 8, 2007

Amaia Montero, Julia Stiles


La oreja de van Gogh | Bourne Supremacy, Bourne Ultimatum

September 2, 2007

¡Publicar en español!

Publicar o perecer.

Conversando con un amigo, me decía que "en México en realidad no tenemos intelectuales creadores", y con ello quería decir "pensadores de talla que aporten algo novedoso a las discusiones contemporáneas". Ponía algunos ejemplos: "no tenemos a alguien como Berlin o Arendt o Momigliano o Moses Finley o Habermas". Me aseguraba que "pertenecemos a una pequeña provincia de la cultura", y nuestro malhadado destino sería, pues, "repetir lo que otros dicen en Europa o USA". De ahí pasaba a denostar el idioma castellano: "no podremos escribir en español. Para la literatura aún hay espacio en el español, para el pensamiento no".

Traigo esta conversación en la mente desde hace unos días. Y recuerdo aquella otra con J, a propósito de un filósofo de gran alcance, que normalmente publica en español, a pesar de que trabaja con bibliografía en inglés y sus interlocutores son en su mayoría sajones. J me decía, entonces, que no podemos caer en el juego de los sajones bien conocido de Teleo y Melés: primero yo te leo y cito, luego tú, y así nos la llevamos. Según se vea la cosa, puede decirse que, o los anglosajones son provinciales porque generalmente se remiten a autores angosajones, o que la cultura anglosajona es capaz de nutrirse a sí misma.

El desinterés alemán, por ejemplo, por lo que se publica en nuestra lengua es grande. En el 2003 quise saber qué filósofos hispanoamericanos podía leer en la biblioteca de la Humboldt y encontré las obras completas de Ortega y Gasset... traducidas al alemán. Y apenas la semana pasada, tras escuchar a W decir que "el español de plano no es un idioma científico", encontramos en un bazar dos libros de autores nuestros con dedicatorias a E. Tugendhat. O no aprecia a sus colegas, o no puede leerlos, o no le interesa (ya no digamos leer sino) conservar sus libros.

Es verdad que nuestra literatura aún goza de cierta salud, y también es verdad que extrañamos a don Alfonso Reyes (+1959), Nicolás Gómez Dávila (+1994) y Octavio Paz (+1998). Pero también es verdad que Mario Vargas Llosa, por ofrecer otro ejemplo, todavía dice cosas al mundo entero, y habla en español. Y también es verdad que, aunque nos falta oficio, hay inquietud, interés, hambre y sed. Todo malinchistmo esconde una derrota anticipada. ¿Publicar en español o, mejor, en inglés, francés, alemán? ¡No! Si hiciéramos eso, relegaríamos nuestro idioma al plano del, acordemos, azerí. No, gracias. Tampoco me gusta que las cuatro o cinco palabritas conocidas en el mundo sean siesta, amigo, tequila, sombrero.

***

Leo Postdata, de Paz, y encuentro algunas claves para esta discusión:

"Gente de las afueras, moradores de los suburbios de la historia, los latinoamericanos somos los comensales no invitados que se han colado por la puerta trasera de Occidente, los intrusos que han llegado a la función de la modernidad cuando las luces están a punto de apagarse -llegamos tarde a todas partes, nacimos cuando ya era tarde en la historia, tampoco tenemos un pasado o, si lo tenemos, hemos escupido sobre sus restos, nuestros pueblos se echaron a dormir durante un siglo y mientras dormían los robaron y ahora andan en andrajos, no logramos conservar ni siquiera lo que los españoles dejaron al irse, nos hemos apuñalado entre nosotros... No obstante, desde el llamado modernismo de fines de siglo, en estas tierras nuestras hostiles al pensamiento han brotado, aquí y allá, dispersos pero sin interrupción, poetas y prosistas y pintores que son los pares de los mejores en otras partes del mundo. Y ahora, ¿seremos al fin capaces de pensar por nuestra cuenta? [...]".


"Por razón de sus orígenes (el puritano habla con Dios y consigo mismo, no con los otros) y, sobre todo, de su poderío, los norteamericanos sobresalen en el monólogo: son elocuentes y, también, conocen el valor del silencio. Pero la conversación no es su fuerte: no saben ni escuchar ni replicar [...]".

"Nosotros todavía no aprendemos a pensar con verdadera libertad. No es una falla intelectual sino moral: el valor de un espíritu, decía Nietzsche, se mide por su capacidad para soportar la verdad. Una de las razones de nuestra incapacidad para la democracia es nuestra correlativa incapacidad crítica. [...] Si se me preguntase: ¿podrán los Estados Unidos dialogar con nosotros?, yo contestaría: sí, a condición de que aprendan antes a hablar con ellos mismos, con su propia otredad: con sus negros, sus chicanos y sus jóvenes. Habría que decir algo parecido a los latinoamericanos: la crítica del otro comienza con la crítica de uno mismo".
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