June 11, 2007

Con Cortázar en la autopista del sur

[Fragmento de un mail a DG]

Volví anoche a Berlín. Tengo que platicarte del viaje de ida, fue uno de los viajes más singulares y padres de mi vida.

Aquí en Alemania la gente se pone en una lista cuando va a viajar en coche y quedan asientos libres en su coche. Te dan los datos, tú revisas por internet (antes era por teléfono llamando a una centralita) quién va a dónde y cuándo, y le llamas para viajar juntos a cambio de darle dinero para la gasolina. Así, viajar a Munich cuesta 25 euros, contra 105 que cuesta el tren. En tiempo viene a ser más o menos el mismo.

Pues el jueves a las 14.35 le envié un sms a una tal Sophie que viajaba a las 15.00 a Munich. Vente, hay un lugar libre. No alcanzo a llegar al centro de la ciudad, por donde andas, pero tienes que tomar la autopista del sur, y como yo vivo en el sur de Berlín, podemos vernos por acá. Chido, te recojo en el lago a las 15.30. Cerrado. Así que tuve 55 minutos para organizarme. Les dejé una nota a los amigos de Carlos mi hermano que andaban de visita por la ciudad, la llave en la maceta, empaqué tres camisas y vámonos. De la casa al lago haces 10 minutos, así que se me hizo temprano muy temprano.

Llegó la niña. Guapísima. Buen comienzo. La otra que venía (igualmente desconocida) se alegró de verme porque había estado hacía poco en Mx. Total que me divertí mucho platicando con ella de su viaje mexicano. La guapa no sólo manejó sino que, además, como trabaja en Starbucks, nos había traído provisiones para el camino. Super buena onda. Y la otra, que es una golosa, no aguantaba las ganas de comer donas y muffins de Starbucks de a gratis.

Pues allí tienes que de repente tráfico en la carretera, algo normal en Alemania. Sintonizas el radio y te dicen cuánto mide la fila de coches. Al llegar nosotros al lugar anunciaron ya una fila de 4 km de coches parados. Pero no creas que vas a vuelta de rueda. Parado es parado. Total que apaga uno el coche, abre la puerta y se baja a estirar las piernas. Luego conversas con el vecino, te ligas a la niña guapa, el vecino de Rep. Checa viene acá a hacerse el simpático, la golosa se empina otro muffin y yo también. Yo flipaba, nunca había vivido algo así. Les conté de "Autopista del sur", de Cortázar; más literal no podía ser. No conocían el cuento, ni siquiera a Cortázar.



Estábamos entre Bayreuth y Bamberg. La primera es la ciudad de Wagner, con la ópera que él mismo diseñó para escenificar sus composiciones, edificio decisivo para el cabreo que se pegó Nietzsche; la segunda es la ciudad del emperador san Enrique (y su esposa Cunigunda), y hay un papa enterrado también allí.

El vecino checo se va al carril de baja y regresa al carril de alta a presumirnos que los del autobús están vendiendo bebidas frías. La guapa lo desestima pero, en realidad, necesita ir al baño, y va a pedir oportunidad de usar el del autobús. Sube. Mientras tanto, los pasajeros del autobús están aburriéndose y abren los maleteros. Van sacando, uno a uno, sus instrumentos musicales, pues se trata de una banda. Y comienza el concierto, a partitura abierta: unas marchas y algo de jazz. Cuento quince músicos: vientos (oboes, flautas), metales (sax, trompetas, trombones), incluso percusiones (una tarola). Estoy flipando y no traigo cámara. Le pido a la golosa que haga fotos con su celular y me las mande por mail; las toma pero no envía nada, o no llega nada. Así que no tengo pruebas gráficas.

Fue genial. Fue encontrarse a Cortázar en la autopista A9.

(Creo que voy a pegar esto tal cual en mi blog.)


7 comments:

Guillermo Núñez said...

¡Muy bueno! ¡Pero no digas "flipar"!

Zoon Romanticón said...

Enrique, ¡qué gran entrada! Definitivamente debió ser toda una experiencia.

Sin embargo, hay algo en la narración que no termina de cuadrarme aunque aún no sé qué sea. Si lo adivino te digo, si adivinas qué es, ¿me dices?

charp said...

Muy buena historia. Lástima por los alemanes, ellos se pierden a Cortázar.

Roberto Rivadeneyra said...

¡Gran anécdota!

Alguna vez viví algo así en nuestra humilde Autopista del Sol. Horas estacionados esperando ingresar al DF. La razón: un tráiler que salía de México se había volcado y la caja había caído en el lado de la autopista de los que regresábamos a la ciudad.

Ahora tienes el pretexto de regalarles un libro de Cortázar a Sophie y su amiga.

La Cosa Mostra said...

Gran post... nada como pasar un mómento incómodo con tan cómoda compañía.

Abrazos lejanos Ñepo,

RGV

Pd.Flipar es una gran palabra y te va bien.

Guillermo Núñez said...

A nadie le va bien.

Seb said...

Increible viaje! Tengo que unirme al club de los mitfahrer!

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