El Feuilleton del FAZ publica en portada hoy un artículo sumamente interesante sobre el chocolate, a propósito de las crisis financiera y económica. Cuenta, por ejemplo, que los chocolates más vendidos de la historia (Milky Way y Sneakers) fueron producidos y lanzados en sendas crisis: durante la recesión gringa de 1923, y en 1930, al poco de estallar la Gran Depresión.
Los especialistas observan cómo las ventas de chocolate aumentan en tiempos de crisis, ya que la gente se (nos) priva(mos) de algunos lujos, y el chocolate asume entonces un papel paliativo. O sea que en tiempos de crisis se consume más chocolate.
Pero no sólo en tiempos de crisis. El chocolate asume también un rol de recompensa: cuando se está contento o se ha tenido algún éxito, grande o pequeño, y en general cuando se está contento, uno tiende a darse un antojo, y el chocolate es un lugar común.
Pero los detectives de la salud alertan acerca de los riesgos. Por eso los productores de chocolate han urdido la estratagema de venderlos en empaques más pequeños. Así, el consumidor no sólo se siente bien al comerlo, sino también respecto de sí mismo, pues es capaz de "comer con moderación"... Y si no lo consiguiera y devastara el paquete entero, la idea de que "un poco más de chocolate de vez en cuando no está tan mal" lava la conciencia.
El artículo remite a otro texto del NYT, que no encontré. Pero di con otro sobre una comunidad en el Amazonas ecuatoriano que, de vender las semillas de cacao, pasó a ser un productor y vendedor de chocolates bastante exitoso.
¡Ay! Si en México hiciéramos algo así...
Los especialistas observan cómo las ventas de chocolate aumentan en tiempos de crisis, ya que la gente se (nos) priva(mos) de algunos lujos, y el chocolate asume entonces un papel paliativo. O sea que en tiempos de crisis se consume más chocolate.
Pero no sólo en tiempos de crisis. El chocolate asume también un rol de recompensa: cuando se está contento o se ha tenido algún éxito, grande o pequeño, y en general cuando se está contento, uno tiende a darse un antojo, y el chocolate es un lugar común.
Pero los detectives de la salud alertan acerca de los riesgos. Por eso los productores de chocolate han urdido la estratagema de venderlos en empaques más pequeños. Así, el consumidor no sólo se siente bien al comerlo, sino también respecto de sí mismo, pues es capaz de "comer con moderación"... Y si no lo consiguiera y devastara el paquete entero, la idea de que "un poco más de chocolate de vez en cuando no está tan mal" lava la conciencia.
El artículo remite a otro texto del NYT, que no encontré. Pero di con otro sobre una comunidad en el Amazonas ecuatoriano que, de vender las semillas de cacao, pasó a ser un productor y vendedor de chocolates bastante exitoso.
¡Ay! Si en México hiciéramos algo así...
Photo: John Gwillim
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