1. Hanna Schmitz es uno de los caracteres principales de la novela+película "Der Vorleser" ("The Reader"), recientemente representada por Kate Winslet. Puesto que no he leído el libro, me atengo al cine. Se trata de una mujer con un hondo sentimiento estético y una aberrante insensibilidad moral, incapaz de ver más allá de lo que sus jefes le piden. Su condición de analfabeta la empuja a buscar un trabajo sencillo: guardia en Siemens. Por avatares múltiples termina trabajando en un campo de concentración como guardia de prisioneros. En cierta ocasión, los nazis queman una iglesia llena de mujeres judías, y ella, que siempre ha hecho a la perfección su trabajo, no se da cuenta de la tragedia: sólo se concentra en mantener el orden, puesto que ése es su deber. Pasados 20 años, una de las sobrevivientes inicia un proceso contra las guardias responsables de la matanza, Hanna incluida. La honestidad de Hanna es tan tremenda como su ingenuidad, por lo que las otras mujeres inculpadas se alían en su contra y aseguran que ella dio la orden de matar a las mujeres encerradas. Es mentira, pues Hanna es analfabeta, pero esa condición es para ella mucho más terrible que la argüida de nazi asesina, por lo que prefiere aceptar la culpa y el castigo a que se sepa que no sabe leer ni escribir. La sentencia: cadena perpetua.
2. Emmely es una berlinesa que trabajaba en la antigua Alemania Oriental en un supermercado como cajera y, poco después de la caída del Muro, la cadena Kaiser's compró esa filial. Emmely se quedó a trabajar allí para sumar, así, en total, 31 años ininterrumpidos como cajera en la misma sucursal. Un mal día, Emmely tomó dos cupones de depósito de botellas para reciclar y los cobró para sí. En total, 1.30€. Una de las otras cajeras, aparentemente, fue a chismear. La consecuencia: despedida de inmediato porque Kaiser's ya no puede seguir confiando en esa persona. Los tribunales de Berlín le dan la razón a Kaiser's: no importa la cantidad, lo decisivo es el hecho en sí.
Los alemanes tienen dos palabras para aquello que nosotros llamamos "justicia": Gerechtigkeit y Justiz. La primera se refiere a la "justicia pura" y la segunda a la "justicia legal". Y un refrán popular recuerda que la Gerechtigkeit no es Justiz. No es justo (Gerechtigkeit) que apaleen de esa manera a Emmely, pero sí es justo (Justiz). Lo mismo puede decirse de Hanna Schmitz. En la vida real, Emmely lucha contra la injusticia legalmente justa. En la ficción, Hanna asume voluntariamente una falsa acusación con tal de poder guardar un secreto aún más doloroso que la supuesta autoría de una matanza: su analfabetismo. Víctima, pues, doble del sistema, que no le dio las herramientas suficientes para aprender a leer (a pensar moralmente, en este caso), y que por eso mismo la condena.
1 comment:
No cabe duda que somos diferentes a los alemanes. No se que prefiero si una forma de cero tolerancia como lo vemos en este caso o la otra parte en donde se ve que la gente que lleva trabajando algo de tiempo en una empresa puede hacer lo que quiera y no se le castiga si comete errores.
El problema aqui no es que prefiero. Me gustaría pensar que existe un punto medio pero no es así. Si se hacen excepciones se invita a las demás personas a cometer el mismo "error". Es triste pero muchas veces una injusticia como esta se justifica por ser un ejemplo para mucha gente.
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