August 24, 2006

Agua y kippah

Tuve que estar ayer en la Nueva Sinagoga. Interesante pero tuve dos conflictos serios:

1. Al entrar y revisar la mochila, vieron que llevaba una botella con agua. ¿Tiene usted una botella? Sí, usted ya la vio. Nada, se queda callada. Tiene agua, agrego. A ver, déle un trago. Estuve a punto de preguntarle si me veía cara de palestino, terrorista o de nazi, estuve a punto de largarme y de preguntarle si trataba así a todos los visitantes. Además del tono despectivo de la alemancilla ésa, me molestó la ausencia de recursos civilizados, por no decir científicos, para comprobar si un líquido es inocuo (una barrita para el pH, por ejemplo). Abrí la botella, me llené la boca con agua y no me faltaron ganas de escupírsela en la cara, como hacen los elefantes o al más puro estilo gárgola. Fui educado. Me la tragué.
2. Entramos y nos piden a los hombres que nos pongamos una kippah, como signo de respeto, y lo que ya sabemos. No sé qué hacer. Reconozco que mi segundo apellido es de origen sefardí, y tengo motivos para pensar que el tercero también. ¿Pero por qué ponerse algo distintivo? A nadie que visite la Basílica de San Pedro, por ejemplo, se le pide que se cuelgue una cruz, sólo que vaya vestido con dignidad, que elija de antemano de su propio guardarropa algo adecuado según los criterios que allí establecen. Yo, como católico, muestro respeto en un lugar sagrado descubriéndome la cabeza: ¿no se me permite manifestar respeto según mis propias creencias, debo hacerlo según creencias ajenas? Fui tolerante. Me la puse.

16 comments:

JA said...

Vaya aventura. Le hubieras hablado en hebreo...

Gustavo Echevarría Navarro said...

Rawls y su méndiga posición original, pienso que es un absurdo; pero veo que la aplican en todos lados... y que funciona. Me confirmo en el pragmatismo.

Anonymous said...

Pues si, ADAPTARSE O MORIR.... y mas en territorio ajeno.
Creia que eras mas tolerante, Enrique G de la G, los catolicos o cristianos nos quitamos el sombrero en el templo. Los musulmanes se cubren la cabeza, y a las mujeres no las dejan entrar en el lugar sagrado, ellas entran por el lateral y solo pueden mostrar la cara, ni un solo pelo debe asomar del velo... para los católicos hasta el finales del siglo XX las mujeres ni siquiera teniamos alma.... y seguia habiendo mujeres catolicas. Asi son las religiones.
Debes respetar las leyes del lugar donde estas, nadie te pide que las hagas tuyas.

Y lo del agua... ese es el verdadero estado terrorista al que estamos sometidos desde lo de los aviones en las torres....yo me hubiera ido, no soporto el estado policial

Anonymous said...

de acuerdo; si quieres entrar a el recinto de alguién, te adaptas. Me parece que entre más intimo sea aquel lugar, mayor sujeción a las reglas será requerido.

del comentario anterior me quedo una duda: después del sXX ya tienen alma? como le hicieron?

Tormentas said...

tu comunidad sefardí está en thessaoloniki, donde mi prima ana y su esposo atanasios (cristianos ortodoxos) gustosos te invitarán a cenar si decides acudir, puede ser recomendable que pulas un poco tu ladino antes de llegar

Enrique G de la G said...

1. De acuerdo con "adaptarse o morir".
2. No confundas, Niña Anónima, una "ley" con un "signo" (de respeto). Usar kippah es un signo, no una ley. Sé cumplir las leyes de Alemania aunque no sea alemán. Lo que yo decía es un asunto de signos y tradiciones, no de leyes. Mi pregunta es por qué no acepta la sinagoga como signo de respeto el que yo puedo ofrecer como católico, por qué debo manifestar el respeto de una manera que para mí es ajena.
3. Practicar la tolerancia implica, necesariamente, que se le retuerzan a uno las tripas por el encuentro con tradiciones diferentes, hasta que uno se sobreponga mediante la racionalización. Si fuera un cosmopolita, un valemadrista o un relativista difícilmente me habría sentido conflictuado. Así que no veo el rasgo de intolerancia.
4. Los signos que establece una religión para sus creyentes (ad intra) es un caso diferente al expuesto aquí (ad extra).
5. Por lo demás, yo sí prefiero la vigilancia esmerada que reduce las posibilidades de un ataque terrorista. No me pareció adecuado, como dije, el trato de la policía alemana (no judía) aquel día, ni me parece que dar tragos sea el método más efectivo para controlar los explosivos líquidos.

Anonymous said...

supongo que no te persignaste cuando estuviste delante del altar, no? Porque ese es un signo de respeto católico a la sagrada imagen. Supongo que todo seria mucha mas facil si reconocieramos que hemos sido educados catolicamente pero no en el catolicismo, es decir con tradicion catolica pero poco mas. Yo no me se los evangelios ni los he leido, y no recuerdo ni los mandamientos, pero sigo siendo católica apostolica y romana.
Yo creo que lo de los judios, o los musulmanes o los budistas es otra cosa, mas amplio que una creencia. Dificil de explicar. Todo son religiones, pero no son lo mismo y la tolerancia interna es muy diferente. La sinagoga es el templo sagrado, alli solo reconocen el respeto que ellos inculcan, el que interpretan desde su dios.

Anonymous said...

Robespierre: No se el anyo concretamente supongo que despues de algun cisma, pero yo creo que fue quitarnos el corse y llegarnos el alma...
o fue el sujetador?

Anonymous said...

A mi me aterroriza lo mismo un hombre bomba que un uniformado con pistola, aunque los ultimos sean los "buenos", creo que estamos todos vendidos a un cualquiera que decide que el paquete de tabaco que llevamos en la chaqueta es sospechoso... siento que en este siglo XXI y habiendo vivido el 11M nuestra vida no nos pertenece.

Pero en el trato de la policia te doy la razon. La policia alemana es muy borde, a mi todavia me estan buscando porque me enfade y no pague 10 euros....( hace anyo y medio)

Anonymous said...

el método de tomar agua es más o menos recurrido, sobre todo en olimpiadas

apelas a un supuesto punto neutral cuando en realidad eres etnocentrista, lo cual no es malo siempre y cuando uno esté conciente

por último, la sinagoga es propiedad privada o al menos está concesionada a un grupo particular para su administración, es bueno recordar que no es obligación de nadie visitarla

Enrique G de la G said...

Hola Anónima:

Creo que tienes razón. En efecto, uno se persigna (if at all) sólo frente a aquello que uno reconoce como sagrado, no frente a lo ajeno, como puede ser la estrella de David. En todo lo demás estoy de acuerdo contigo. A veces pasa que ni siquiera se educa católicamente sino en una especie de superstición. Pero ése es ya otro tema.
Mi preocupación va, de hecho, la misma dirección que tú mencionas hacia el final: ¿por qué reconocer como respeto sólo aquél que una tradición establece para sus creyentes? ¿No sería más apropiado (léase "tolerante") permitir las muestras de respeto de acuerdo a la tradición de cada uno? No sé, es difícil.

El 11-M fue terrible para mí, que también estuve en Madrid.

Sionista: El hecho de que los tragos estén popularizados no los convierte en más eficaces. El auténtico terrorista podría incluso entrenarse para ni siquiera gesticular al beber gasolina.

Tienes razón con que nadie está obligado a visitar la sinagoga.

Saludos.

Anonymous said...

Recuerdo un pasaje de Los filósofos cínicos, de Diogenes Laercio, recogido por Carlos García Gual en su volumen La secta del perro. Es a propósito del pasaje dedicado a Metrocles, quien decidió encerrarse en su casa dispuesto a morir tras un incidente sufrido en un ejercicio de lectura. El caso es que al muy delicado estudiante se le escapó un 'espíritu' por el orto. Aquello, debió pensar, es el acabose. Crates se enteró de lo sucedido y fue a casa de Metrocles (vaya nombres, Dios...) tras haberse hartado a lentejas. Allí, a la puerta de su estancia, el bueno de Crates comenzó a dar rienda suelta a su aparato digestivo mientras le hablaba al otro de lo divino y lo humano. Comprendiendo Metrocles que no había hecho nada malo, salió de su estancia. Con el tiempo se convirtió en un hombre de provecho. Esta anécdota me hace pensar: ¿Y si nuestro querido amigo Enrique, en vez de agua, hubiese llevado de casa un pote con lentejas y la muy quisquillosa agente de seguridad alemana le hubiera obligado a comérselo entero antes de entrar?... Imaginemos que el tubo digestivo le juega una mala pasada... ¿Acaso no habría sido peor el remedio que la enfermedad? ¿Se consideraría 'acto delictivo', 'falta grave' o 'terrorismo bioquímico? ¿Lo tildarían de 'acto antisemita'? ¿Saldría en la portada de TIME como el nuevo gurú del arte posmoderno, el gran performance de la actualidad? ¿La flatulencia es un acto, al fin y al cabo, de subversión?

He pasado unos días en Galicia (noroeste de España) y sólo puedo apuntar algo sobre la Catedral de Santiago, uno de los centros de peregrinaje más relevantes de la Cristiandad: aquello parece un parque temático. No tiene nada que envidiar a Disneyland Paris o a Port Aventura... Ni se puede rezar, ni estar en paz o con Dios: aquello es un río de gente con videocámara, niños corriendo, adolescentes fotografiándose de forma estrafalaria, como veinte monitores de televisión pidiendo respeto y silencio en varios idiomas, gente vendiendo guías turísticas a la puerta del Obradoiro, una tienda de recuerdos dentro de la propia Catedral... Cualquier cosa parecida a un centro comercial, sinceramente. Luego, en la Catedral de Tui, no me dejaron entrar. Es más: tenía que pagar dinero por entrar. Aunque dije que yo iba a rezar, nada, no había forma. Mi padre amenazó con denunciarles y, vale, ya entramos. La iglesia estaba vacía, por supuesto. Entonces, pensé, ¿qué es mejor? ¿Prefiero la 'entrada libre' o un 'gorila' a la puerta que me impide el paso? ¿Una Catedral, quizá la más importante después de San Pedro, en la que da literalmente asco entrar o una en la que se puede pasar y estar recogido unos minutos a pesar del mal trago a la entrada? Bueno, en fin, que cada cual saque sus propias conclusiones. La mía es muy sencilla: entrada libre a la gente de buena voluntad. A los payasos que van a fotografiarse junto al Santo y a los que van a divertirse a costa de los demás no se les deja pasar y punto. ¿Recibiríamos en nuestra propia casa, acaso, a un invitado que se comportara mal, lo ensuciara todo, diera voces y se riera de nosotros? ¿Por qué lo tiene que aceptar la Iglesia, la Sinagoga o el templo que sea? Con educación se nos abrirán todas las puertas. Ello no pasa por ponerse gorros, colgarse cruces o taparse la cara con telas. El respeto es la red que divide las dos canchas, la tolerancia es el respeto a esa disposición, la educación implica no juzgar esas reglas, la intolerancia pasa por obligarnos a jugar en la cancha ajena con reglas ajenas (cuando no por el deseo voluntario de aniquilar una de esas canchas, generalmente la ajena).

Creo que se entendió todo bastante bien, ¿verdad?

Un abrazo, Enrique, desde la ciudad del 11M.

Rafa.

Anonymous said...

Rafa... me encanta lo de las lentejas. Muy bueno, pero en este país, Alemania, lo de la pedrorera lo llevan bien. Yo creo que hasta creen que es educación. Tengo escritos varios textos sobre la discreción con que lo hacen, hay multitud de estrategias.
Echo un poco de menos tu ciudad, pero solo unpoco, principalmente los mojitos de La Ida. Snif aqui llueve.

Anonymous said...

Bueno, eso tiene fácil solución: buscamos un vuelo económico para dentro de unos meses y aquí nos vemos de nuevo. Hay un par de tabernas que igual aún no conoces que harían las delicias de tu paladar. Haré gustoso de buen cicerone, aunque, eso sí, yo veré el alcóhol y no lo cataré. Abstemial rules mandan, diría algún chico de las afueras.

Un fuerte abrazo,
Rafa.

Anonymous said...

Enrique,
Me permito desde el respeto escribirte mi humilde opinión. Agradezco que quieras mostrar tu respeto en base a tus costumbres, sin embargo no esperes que el mundo actue como tu, no tenemos la verdad absoluta y si vas a algún sitio, debes de respetar sus tradiciones. Normalmente si yo voy a Japón y me tengo que descalzar, lo hago y no intento que entiendan que para mi lo mas normal es llevar los mismos zapatos. Si en tu casa te gusta el silencio y el desorden, no puedo llegar con música e intentar ordenar tus cosas según mi criterio. Entiendes lo que quiero decir?. Recibe un saludo y respetemos a los demás en sus tradiciones. Gracias por tu tiempo

Enrique G de la G said...

Hola, Anónimo del 9 de julio:

Releí el post, y revivíel mal trato de la policía alemana descrito en la primera parte. Sobre la segunda debo decirte que hoy no volvería a escribir lo que entonces escribí, para tu, mi, nuestra tranquilidad. He ido en otras ocasiones a otras sinagogas, me han tratado rebién, me he puesto sin problema alguno las kippahs, e incluso estoy yendo pronto a la boda de una amiga a Galilea...

Saludos.

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