June 5, 2006

Hunos y cristianos

Nicetas Coniates El Acominato (1155-1215) escribe a propósito de los cruzados en su cuarta incursión:

Rompieron las santas imágenes que merecen la adoración de los fieles; tiraron las preciosas reliquias de los mártires en lugares que me da vergüenza nombrar; vertieron el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor. Esos precursores del Anticristo tomaron los cálices y, depues de arrancar las piedras preciosas, los usaron como copas para beber en sus fiestas impías; despojaron a Cristo y se distribuyeron sus despojos jugando con dados; a su crueldad sólo faltó traspasar su costado para sacar la sangre; metieron en los templos mulos y caballos para llevarse los vasos sagrados, la plata cincelada o dorada, que arrancaban del púlpito, de la cátedra, de las puertas.

Y Borges (1899-1986) comienza Los teólogos con las siguientes palabras:
Arrasado el jardín, profanados los cálices y las aras, entraron a caballo los hunos en la biblioteca monástica y rompieron los libros incomprensibles y los vituperaron y los quemaron y los quemaron, acaso temerosos de que las letras encubrieran blasfemias contra su dios, que era una cimitarra de hierro. Ardieron palimpsestos y códices, pero en el corazón de la hoguera, entre la ceniza, perduró casi intacto el libro duodécimo de la Civitas Dei...

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